¡Fuerza Ecuador! / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión


Sin pensar en el dolor y daño emocional de mucha gente inocente, ex-compadres politiqueros del mismo maligno y luciferino origen, representantes de la inmundicia humana, ahora supuestos enemigos, están en guerra de redes sociales peleándose por la “torta”. Por un lado, infundiendo miedo, desesperación, enfado, resentimiento con chats, capturas de pantalla, links, videos, audios y fotos falsas, exacerbando el temor y la ansiedad de la gente. Por otro lado, dilapidando los fondos públicos entre el caos y la confusión.

Nosotros por acá, afuera, cuando el corazón hable, escuchémosle completamente. La mayoría de la gente nunca escucha. Miremos con los ojos de otro, escuchemos con los ojos de otro y sintamos con el corazón de otro. Lo más importante es que necesitamos ser comprendidos, pero para eso necesitamos que los demás sean capaces de escuchar, entendernos y entonces sufriremos menos. Pero el asunto es que nosotros somos los demás de los demás. La empatía es ponernos en la piel de otro para averiguar qué está sintiendo exactamente esa persona o qué está pasando en un momento dado. Todos tenemos empatía, pero quizás no a todos nos han enseñado a tener el coraje para mostrarla.

Nos dicen quédate en casa, sabemos que estas frases no suenan igual para todos. Quedarse en casa será bastante fácil para aquellos que han acumulado bienes y posesiones con salarios que van de 3 a 12 millones de euros mensuales por patear un balón o los que cobran sueldos vitalicios estatales, o los que «aprovecharon» en sus puestos políticos. Los de sueldos no tan significativos, quizás la mayoría, no la tienen tan fácil como para quedarse en casa porque tienen sus “negocitos” y que con ansiedad e incertidumbre esperan que el “entrega a domicilio” traiga las compras de mercado (que por cierto se volvieron costosas) o que el motorizado llegue con los almuerzos, en sus pequeños apartamentos escuchando aplausos, viendo TV, chateando en WhatsApp, alarmados, siendo víctimas del miedo infundido por grupos políticos en esas “guerras” de masivas campañas en redes sociales, en ese caos entre noticias verdaderas y falsas. Y habrá quienes, viviendo bajo un puente, no sepan nada porque no tienen ni un radio y que si no trabajan ese día no comen. Pero también hay gente que el «quédate en casa» no es para ellos, porque se ponen sus uniformes, se colocan sus equipos de protección personal, quizás no tan seguros, y luchan en favor de nuestra protección, tal vez sin dormir, sin sentir cansancio, médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, la valiosa gente de limpieza, guardias, policías, militares, bomberos, la gente de gestión de riesgos, periodistas, camarógrafos, distribuidores de alimentos y muchos más… Es hora de actuar sin resentimientos sociales ni cálculos políticos, solo observemos con sesuda reflexión que lo que está viviendo Italia, España, Estados Unidos y más.  Podría solo ser cuestión de tiempo que vengan mayores desastres a nuestro querido país. Ahora mismo, nuestro puerto principal, nuestra perla del pacífico está viviendo momentos casi apocalípticos. Que la rebeldía se convierta en disciplina y el sacrificio en nuestro pan de cada día. Hay muchas historias de sobrevivencia que nos pueden alentar. Todo pasa, todo se acaba y esto ya se acabará pronto… ¡Fuerza Ecuador! (O)

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