Falsa justificación rusa / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Por decisión, más que por falta de ejecución, la invasión rusa está tomando más tiempo que el que se esperaba. La potente superioridad militar rusa no dejaba dudas que el ataque y la toma de Ucrania podía ser inmediata, a lo “blitzkrieg” nazi. Pero ya vamos algunos días y Kiev sigue sin caer y la mayoría de sus ciudadanos sin rendirse y huir. La explicación quizás esté en la debilidad rusa en la opinión mundial. Casi nadie ve a los rusos como justicieros de alguna injusticia a sus similares por parte de autoridades ucranianas sino como invasores despiadados motivados por el solo deseo de expandirse territorialmente, como yo también lo veo. Putin es retratado ahora como un nuevo Hitler y, francamente, está caminando hacia el papel, bombardeando edificios residenciales y matando a niños y mujeres.

Es que Rusia perdió ya la guerra de la opinión mundial. Y eso le puede hacer perder la guerra militar. La justificación oficial de su invasión y ofensiva militar es la de precautelar a dos provincias ucranianas donde la vertiente rusa era perseguida, excluída y hasta asesinada, algo de lo incluso algunos que seguimos noticias con regularidad jamás escuchamos siquiera. ¿Cómo se embarca Putin en una campaña militar sin antes ganar la batalla dialéctica que justifique sus acciones? ¡Hasta Hitler lo hizo con los alemanes y cuadró al país en sus objetivos! Pero en Rusia estos momentos no se entiende la necesidad y la justificación de la guerra y, lamentablemente, son los ciudadanos los que hoy enfrentan el cierre del sistema bancario SWIFT y más bloqueos.

Putin cometió un error garrafal en llevar a su país a una guerra utilizando falsamente una razón que ni siquiera sus propios ciudadanos conocían. Es el problema de vivir en las burbujas del poder tanto tiempo. En el fondo todos conocemos la verdadera razón: la nostalgia por lo que alguna vez fue la Unión Soviética. Lamentablemente, esos delirios de grandeza los están pagando inocentes, con su sangre y con su vida.

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