Expulsión rusa / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

La última novedad de la guerra en Ucrania es la suspensión de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) a Rusia del Consejo de Derechos Humanos. En total, hubo 176 votantes, de los que 93 levantaron su mano a favor, 24 estuvieron en desacuerdo y 58 se abstuvieron. La moción salió adelante con el 79% de los votos válidos.

El gobierno de Moscú agudizó una crisis entre su país y Ucrania, cuyo origen se remonta al año 2014, cuando la península ucraniana de Crimea fue incorporada a territorio ruso. Aunque la comunidad internacional no reconoce esta anexión, Putin no da marcha atrás. 

Este fue el detonante de un conflicto que estalló de forma definitiva el pasado 24 de febrero, con el inicio de una “operación militar especial” y la invasión rusa a Ucrania. Los agresores usan exclusivamente la palabra “operación”, para no reconocer que se trata de una guerra en todo sentido. Más, las escenas son propias de la barbarie. 

La Unión Europea, los Estados Unidos y algunas organizaciones no-gubernamentales han dispuesto castigos para detener a Rusia, atacando su economía. Hasta la FIFA expulsó a Rusia del próximo mundial de fútbol y muchas marcas transnacionales han salido de este país. Pero, al igual que hace ocho años, las actuales sanciones parecen dar poco resultado. 

El Consejo de Derechos Humanos es un organismo inserto en el sistema de la ONU, compuesto por 47 estados responsables de la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo. El objetivo principal de esta entidad es considerar las situaciones de violación de los derechos humanos y hacer recomendaciones al respecto. Es bastante lógico que un agresor no puede ser parte de este consejo.

En muchas ciudades y pueblos ucranianos residentes civiles han sido asesinados, torturados, violados, secuestrados,… Si bien, Rusia, asegura que todo es un montaje protagonizado por Estados Unidos, para mantener su posición dominante en las relaciones internacionales, los cadáveres abandonados en las calles hablan por sí solos. 

La diplomacia muy poco ha funcionado en esta crisis. Aunque, el ejército ruso se ha replegado estos últimos días, no se sabe hasta cuándo, puesto que la “operación” está lejos de terminar. Esta última sanción impuesta por la ONU podría ser una más de la larga lista de condenas, ante las que Putin y sus colaboradores se mantienen indiferentes.

Deja una respuesta