Evitando el no retorno ambiental en la amazonía / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Esta semana en Marsella, Francia se llevó a cabo el Congreso Mundial de la Naturaleza 2020 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) compuesta más de 1400 organizaciones miembro y aportes de más de 18.000 expertos.

Entre las varias mociones presentadas cabe resaltar la 129, que habla de “Evitar el punto de no retorno en la Amazonía protegiendo el 80% al 2025” como un llamado a un pacto global para proteger el bosque tropical más grande del mundo, que está al borde de llegar a esta condición crítica.

Al hablar de ello, nos estamos refiriendo al hecho de que, al ritmo actual de calentamiento del planeta algunos mecanismos naturales que regulan el clima global podrían entrar en un escenario conocido científicamente como “punto de inflexión o de no retorno”, es decir sufrir cambios irreversibles en sus ecosistemas.

Son además de fenómenos interconectados, que pueden actuar como fichas de dominó y resultar en la muerte regresiva del sistema biológico natural y convertir en una sabana a importantes regiones como la Amazonía.

De ahí que esta declaración dirigida a sus miembros, cobre sentido pues exhorta a los Estados y organismos gubernamentales a garantizar la plena implementación del Acuerdo de Durban aprobado por la UICN en 2003 que permite que los pueblos indígenas y las comunidades locales gobiernen y administren nuevas áreas protegidas.

Por otra parte, les solicita que en la Amazonía se reconozcan plenamente y delimiten todas las tierras y territorios ancestrales pertenecientes a los pueblos indígenas y las comunidades locales, reconociendo sus autoridades de gobernanza local el 2025.

También alienta a los miembros de la UICN en la Amazonía, a promover esfuerzos para restaurar al menos la mitad de las áreas forestales degradadas en la cuenca amazónica para el 2025.

Les solicita además que promulguen moratorias sobre las actividades industriales que se llevan a cabo en los bosques primarios.

Finalmente alienta a las agencias financieras a incrementar el apoyo para las áreas protegidas, proyectos climáticos diseñados para mantener o restaurar la integridad de los ecosistemas.

En esto, qué mejor que la acción directa de los pueblos y comunidades ancestrales, sobre las cuales David Kaimowitz, gerente del Fondo para Bosques y Granjas de la FAO, afirmó que «la evidencia muestra que los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales son los mejores en la protección de la selva amazónica, pero sus territorios están cada vez más amenazados por actividades legales e ilegales.”

Necesitan dice Kaimowitz “del apoyo de la comunidad internacional y de los gobiernos nacionales para que sus territorios sean reconocidos y que se respeten sus derechos humanos. Debemos fortalecer su manejo forestal tradicional, su conocimiento tradicional e identidad cultural y su capacidad para conservar los recursos que son clave para alcanzar los objetivos climáticos y de biodiversidad.”

En fin, uno de los puntos destacados del Congreso fue la presentación del documental “El rugir del Marañón” por parte de la organización Marañón Waterkeeper. (O)

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