Entre noveleros y narcisistas / Paúl Viteri Albán

Columnistas, Opinión

Definitivamente, la novelería y el narcisismo se han convertido en dos fuertes principios sobre los cuales se sostiene nuestra sociedad, esto en razón, de que se ha establecido los mencionados comportamientos como una adecuada y repetitiva forma de actuar, en principio por un electorado poco informado; y, por otro lado, por los dignatarios con los que contamos en la actualidad.

Esto, debido a que, la novelería del electorado se fundamenta en la forma fácil como muchos de los noveles aspirantes a una dignidad de elección popular son capaces de sorprender a la mayoría del electorado, esto a través de auto constituirse en muchos casos como el supuesto rostro nuevo, que será capaz de cambiar el futuro; y, por ende, capaz de transformar de manera positiva la vida de todos los ciudadanos que se la tragaron y confiaron en sus ofertas fantasiosas.

En cambio, el narcisismo de los dignatarios, se fundamenta especialmente en el hecho de que, con tal de llegar a la dignidad que tanto desea, es capaz de ofertar cualquier disparate, esto a pesar y a sabiendas que no podrá cumplir con semejantes ofertas electoreras; y, peor todavía se fundamenta en el hecho de que, una vez que llega al tan anhelado puesto de elección popular, este se rodea de aduladores y mercachifles, que a pesar de que están conscientes y saben que las cosas no están bien, se la vivan convenciendo al infortunio que todos están contentos con su poco o nulo accionar.  

Y así después de quejarnos y arrepentirnos por casi cuatro años, llegamos a una nueva elección, y como si la anterior no nos hubiera dejado una buena lección, cual ilusos volvemos a caer en esas soñadoras ofertas jamás cumplidas, convirtiéndonos hasta cierto punto en cómplices, de los inútiles que ha base de engaños y baratijas nos vieron las caras de pendejos otra vez.

Ahora, y a sabiendas de conocer cuál será el resultado de la mayoría de sus respuestas, generare un par de inquietudes que considero fundamentales, nos deberíamos hacer antes de una nueva elección y es… ¿Cuántos de ustedes revisaron los planes de trabajo de sus dignatarios y especialmente verificaron si estos podían o no ser aplicados? O ¿Cuántos de ustedes han revisado si los actuales o los ex dignatarios cumplieron con sus ofertas de campaña?

No les parece, que tal vez deberíamos dejar de responsabilizar a otros por nuestros errores; y, tal vez sea hora, de que asumamos nuestra responsabilidad por lo que le pasa a nuestra ciudad y provincia; y, por lo menos al inicio de este nuevo proceso eleccionario, tomemos la responsabilidad de revisar si los planes de trabajo, de uno u otro candidato serán o no, por lo menos la base para tratar de alcanzar un futuro mejor. Y, sobre todo, no cometamos el error de volver a caer en mercaderes del desarrollo. (O)

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