ENCONTREMOS EL VERDADERO SENTIDO DEL TRABAJO / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Este 1ro. de mayo celebramos como cada año, el Día Internacional del Trabajo. Una fecha que, si bien no se la conmemora en todos los países, tiene su importancia en buena parte del mundo.

Tradicionalmente este día se lo celebra con manifestaciones de reclamo al gobierno de turno, especialmente desde el grupo de trabajadores agremiados. Es conocido que, en la mayoría de los casos, dichas demostraciones sobrepasan sus propios límites para transformarse en acciones destructiva de los bienes ciudadanos y siempre bajo la consigna de demandar a quienes ven como sus explotadores.

Es así como no sólo en esta fecha sino durante todo el año, se comprende al trabajo desde una perspectiva sociológica, como un instrumento de abuso del poder y desde una visión religiosa, como un auténtico castigo pues en el libro del Génesis, al ser expulsados Adán y Eva del paraíso se les advierte que: “con trabajo sacarás de ella (la tierra) el alimento por todos los días de tu vida…con el sudor de tu frente comerás tu pan.”

Esto último a su vez, nos lleva a la idea equivocada de que no trabajar es un verdadero “paraíso”, cuando lo mejor para una persona es mantenerse activa y saberse útil ya que a través de su trabajo es posible desarrollar capacidades individuales y colectivas.

Uno de los grandes errores que se tiene al respecto, es confundir trabajo con empleo. Dos cosas muy distintas pero que en una sociedad materialista como la actual, se los entiende como sinónimos. Puede faltar empleo, pero trabajo nunca.

Como lo señala Eva Záhorňacká en su artículo “El valor del trabajo”, hoy en día el objetivo de trabajar no es realizar una actividad en sí, sino buscar un beneficio como resultado de ello, lo cual puede traducirse incluso en prestigio personal o en lograr una posición más relevante.

El trabajo es percibido como una necesidad para procurar los medios materiales de subsistencia, prevaleciendo siempre la idea de que cuanto más se posee, tanto mayor será el bienestar y la felicidad, lo cual en realidad no se cumple.

Por otra parte, nuestro anhelo de confort nos empuja a evitar todo dolor y problema y, como dice Delia S. Guzmán: “no se busca la vía de dominar la tempestad, sino que se busca la vía sin tempestades”, lo cual nos dejará sin las experiencias necesarias de aprendizaje en la vida.

Además, escuchamos frecuentemente quejas por tener que trabajar y el cansancio que nos genera, pero cuando nos quedamos sin un empleo, también reclamamos porque necesitamos mantenernos activos y productivos.

Trabajar es lo más natural y propio de todo ser humano, el trabajo dignifica y enaltece. Khalil Gibram, nos recuerda: “cuando trabajáis cumplís una parte del más remoto sueño de la Tierra, una parte que os fue asignada a vosotros cuando el sueño nació. Y trabajando estáis en verdad amando a la vida.”

Para vivir necesitamos trabajar y por ello el trabajo, es una bendición.

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