EL SIMBOLISMO DE LA NAVIDAD EN ANTIGUAS TRADICIONES / Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Si revisamos la historia de la humanidad encontraremos una gran cantidad de símbolos de diversa naturaleza y significación; particularmente en la época navideña, estarán aquellos que expresan la relación profunda existente entre el mundo celeste y el terrestre.  

Si, por una parte, la cristiandad celebra la natividad del redentor y, por ende, del hombre nuevo en cada uno de nosotros; desde hace siglos nuestros pueblos ancestrales lo vienen haciendo con su Capac Raymi o solsticio de verano, que rememora cada año el nacimiento de un nuevo sol.

La esencia de las cosas es siempre la misma, de ahí que, a pesar de las características propias de cada pueblo, los símbolos universales se encuentran en todas partes y guardan siempre un mismo significado, en medio también de aquellos aspectos simbólicos que se mezclan entre las diversas culturas.

Un claro ejemplo de ello, lo tenemos en la representación de los tres reyes magos, que según se entiende fueron tres sabios de oriente con amplios conocimientos astrológicos y suficientes, para identificar la estrella que guiaría sus pasos.

El conocimiento tradicional habla de que estos personajes practicaban la antigua forma religiosa del zoroastrismo, cuyos postulados giran alrededor de la pureza de alma y de la luz o fuego sagrado. Es así como ellos comprendían la relación entre la divinidad y la humanidad. 

Gaspar, Melchor y Baltazar llevan como ofrenda al hijo de Dios: oro, incienso y mirra. Oro que simboliza el origen divino del recién nacido, incienso que recuerda su condición de intercesor con la humanidad y, mirra por su realidad humana encarnada.

Otro elemento altamente simbólico es el árbol de navidad, pues en varias tradiciones de diversos pueblos, se habla de que en la naturaleza existen seres invisibles a nuestros ojos y que son los encargados de vestirla con sus colores, olores y sabores.

Son los llamados duendes, gnomos, hadas etc. seres que han acompañado a la humanidad desde sus inicios, aunque cada vez resulte más difícil percibirlos en medio de una sociedad alejada de lo natural.

Se menciona particularmente a los gnomos que viven en los bosques danzando continuamente alrededor de ciertos árboles, lo cual los lleva a tener una visión del universo bajo la forma simbólica de un árbol.

Este conocimiento habría sido trasmitido a la humanidad, por lo que cada luz en nuestros árboles de navidad vendría a representar una estrella del firmamento, junto a la gran estrella símbolo de la divinidad.

Por otro lado, tradiciones milenarias ubican el origen de la humanidad en el Polo Norte y de ahí que el “viejo” Papá Noel nos traiga regalos que no son otra cosa que los dones y virtudes que la vida nos entrega a cada uno.

En cuanto al pesebre, en cambio se trata de una costumbre cristiana originada durante la Navidad del año 1.223 cuando San Francisco de Asís orando en el bosque, tuvo la inspiración de reproducir en vivo la escena de adoración al redentor.

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