El Regalo de la Neuroplasticidad / Alejandra Sánchez* *Psicóloga Clínica

Columnistas, Opinión

Durante muchas décadas, los investigadores creyeron que las estructuras cerebrales únicamente se constituyen y consolidan durante la infancia ya que es la etapa de más rápido crecimiento de redes neuronales. Al nacer, cada neurona de la corteza tiene unas  2.500 sinapsis, a los tres años, este número aumenta a 10.000 sinapsis por neurona. Además, se pensaba que en la adultez estas estructuras del cerebro se volvían sólidas e imperturbables. Sin embargo, en los años 60, los científicos comenzaron a descubrir la maravillosa capacidad que tiene el cerebro de continuar creando nuevas conexiones neuronales y modificando las existentes a fin de adaptarse a las necesidades que demanda el entorno. Así, incluso en la vejez, está demostrada la capacidad del cerebro para aprender y desaprender.

Antiguamente, se tenía la creencia de que los seres humanos nacemos con un número determinado de neuronas y que las vamos perdiendo a lo largo de la vida, no obstante, las nuevas investigaciones indican que esta idea es falsa, puesto que, a pesar de existir un declive en la neuroplasticidad en la adultez, el cerebro tiene la capacidad de crear nuevas rutas y conexiones neuronales e incluso, crear neuronas nuevas en el hipocampo. Igualmente, es importante mencionar un proceso dentro de la neuroplasticidad que se llama poda sináptica, este indica que aquellas experiencias, conductas, sensaciones y pensamientos que utilizamos con más frecuencia fortalecen las conexiones neuronales, mientras que los aprendizajes o redes neuronales que no se utiliza, el cerebro las elimina.

Partiendo de esta base que permite que entendamos mejor cómo funciona nuestro cerebro, tenemos aproximadamente setenta mil pensamientos cada día, los cuales dan lugar a nuestras emociones y conductas, si estos son los mismos todos los días va a ser la única verdad y la única realidad que tu mente conoce. Por lo tanto, resulta importante detenernos a observar nuestros pensamientos diarios que no nos aporten ningún bienestar y comenzar a cambiarlos por unos más saludables. ¿Todavía crees que no deberías dedicarte tiempo a aprender y desaprender?

El cerebro, como el plástico, puede adaptarse a prácticamente cualquier molde.

Deja una respuesta