El pan y la guerra / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

No sólo violencia y muertes ha dejado la invasión rusa a Ucrania sino también silos y bodegas vacías de trigo y de maíz, al no poder exportarse las cosechas tanto por las sanciones a Rusia como por la paralización de la agricultura ucraniana. El 12 % de las calorías que consume el mundo proviene de esos dos países, de los cuales Rusia es el primer exportador de cereales en la tierra y Ucrania, el quinto. 

Es difícil que otros países puedan compensar la caída de esas exportaciones. Argentina ha debido hacer frente a una sequía de proporciones, mientras Australia, Estados Unidos y Canadá han soportado inundaciones, incendios y olas de calor. Del trigo dependen 2500 millones de personas y del maíz, 900 millones de seres humanos. 

El precio del trigo, del maíz y de sus derivados va a subir significativamente. En la bolsa agrícola de Chicago, donde se negocian las futuras cosechas del mundo, el precio del trigo se ha triplicado en los últimos dos años, al haber pasado de 400 USD a 1200 USD. Las harinas para el pan y las galletas, la sémola de los fideos y otros derivados, como el balanceado del ganado, incrementarán su precio.

Con razón los panificadores ecuatorianos y, sobre todo, los ambateños, han expresado su honda preocupación con lo que pueda suceder con el precio del pan, que, actualmente, en las tiendas de abarrotes, está por los 0,12 USD.

Los proveedores y comercializadores de trigo, maíz y harinas forman parte de un exclusivo grupo de multinacionales, como Cargill, que, por lo general, no son dueñas de tierras sino de cosechas, silos, bodegas y de líneas de transporte marítimo. La invasión rusa no daña su negocio, pues, al subir los precios de sus productos tienen garantizada su permanencia. Los perjudicados son los productores y los consumidores.

Frente al lúgubre escenario mundial de los cereales, el gobierno nacional no ha presentado un plan vigoroso para proteger debidamente a productores y consumidores del impacto alcista en los precios del trigo, el maíz y las harinas. Los ecuatorianos, cada día, consumen más pan. Hasta hace poco tiempo era impensable que una invasión, como la que viven los ucranianos, pudiera tener un efecto negativo en el pan que consumen los ambateños y ecuatorianos. 

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