El cabestro todavía se utiliza para educar

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Los especialistas recomiendan hablar con sus hijos para reflexionar sobre el mal comportamiento. (Foto El Heraldo)

En el sector rural y urbano de Ambato aún se vende el tradicional cabestro, un látigo elaborado de piel de animal. Hace pocas semanas se viralizó un video de una comerciantes recomendando este látigo para corregir a niños de bajo rendimiento escolar.

Según Raymi Chiliquinga de la Academia Intercultural ‘Inkarte’, en las comunidades se utiliza la soga de cabuya y el cabestro de venado. Además, en su libro ‘Secretos de Pareja y vida’ publicado en el 2017 menciona que para corregir es importante controlar las emociones. “Buscamos otro día que nuestro cerebro y el de nuestro hijo esté calmado para resolver lo pendiente del problema”, argumentó.

También se recomienda establecer empatía y un diálogo de escucha activa. “Finalmente, si después de dos veces reincide y no genera cambios positivos, proporcionarle de dos a tres latigazos ayuda a estimular positivamente las neuronas y los núcleos cerebrales, pero no excederse, porque se convierte en maltrato físico y psicológico, algo penado por la ley. (COIP, CNA)

El niño aprende en el núcleo familiar a sentirse amado, actuar en bien estar de los demás y a comportarse a nivel social de la forma más adecuada, según el psicólogo del Distrito de Salud 18D01, Santiago Paredes.

El profesional añadió que la familia debe instaurar en los niños una corrección que tenga que ver con sus necesidades evolutivas y el castigo debe ser proporcional a la falta para que no exista abuso y violencia. 

Sobre el cabestro, manifestó que el castigo físico se ha popularizado y siempre han existido discursos sociales normalizadores como ‘La letra con sangre entra’ y se toma como normal pegarle al niño para que cambie su comportamiento. Sin embargo, cuando hay castigo físico dura el cambio, pero luego vuelve a cometer la falta. 

“Con mucha pena debo contar que en la escuela de monjas en  la que estudié, en cuarto nos pegaban con un cabestro en las piernas cuando no hacíamos la copias con buena letra. Este es mi caso, pero no estoy de acuerdo que se castigue con estos elementos”, aseguró la madre de familia Caty León, quien resaltó que en los últimos años se ha fomentado el buen trato a los hijos mediante la comunicación y, de vez en cuando, sí hay que darles un correazo, pero no con el cabestro. (I)


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