El anciano que no logra la presidencia / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Recurrió a su arsenal de tópicos y mordaces ataques, recubierto por el prestigio de sabio profesor, con 90 años encima, sin que el cansancio le doblegara, aunque aburrido con tanta perorata parlamentaria. Al final, el Presidente del Gobierno, 38 años menor que él, siguió en el puesto de mando. La moción de censura fracasó y el nonagenario  Ramón Tamames no logró convertirse en Presidente del gobierno de España. En todo caso, desde el asiento de la curul que le prestaron por un día, dijo algunas verdades incómodas que descolocaron no sólo a las feministas del gobierno sino a los falsos apóstoles oficialistas de la historia anti franquista.

Cuando el tercer partido de España, VOX, presentó la moción de censura para desalojar al socialista Pedro Sánchez del gobierno, a ninguno se le ocurrió que se había activado un golpe de Estado. Todos, incluidos los miembros del gobierno, sabían que se trataba de un procedimiento constitucional, completamente legítimo. Ni siquiera se cuestionó que el candidato de VOX para presidir el gobierno fuera un venerable anciano, no afiliado a ese Partido de derecha, sin acta de diputado de las Cortes y con el único antecedente político de haber sido parlamentario por el Partido Comunista hace 50 años.

La larga sesión parlamentaria se desarrolló con normalidad. Pedro Sánchez defendió su gestión y atacó a los dos partidos de la derecha, VOX y PP, aunque este último no haya apoyado la moción de censura, por el celo político entre partidos de la misma tendencia. Fue prudente con Tamames. Este, por el contrario, le reprochó al Presidente por haber pactado con los independentistas para destruir la unidad de España. Luego vinieron los discursos de la Vicepresidente del Gobierno, del líder de VOX, Abascal, y de la portavoz del PP, además de otros.

El Presidente Sánchez aprovechó la ocasión para minar la credibilidad de sus opositores del PP, que ni siquiera votaron en su contra, y de sus socios comunistas, con lisonjas envenenadas, a tal punto que el inefable comunista Pablo Iglesias se vio obligado a reproducir en su cuenta de twitter una frase de Virgilio en la Eneida: “Timeo Danaos Et Dona Ferentes, es decir, temo a los griegos incluso cuando traen regalos”.

Entretanto, Tamames le dijo a un diputado socialista exaltado que le podía regalar la dosis suficiente de  cafitrina para que no le de un paro cardiaco, antes de retirarse del hemiciclo derrotado en su última batalla por alcanzar la dirección del gobierno y llamar a elecciones inmediatas.

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