EDADISMO / Dr. Guillermo Bastidas Tello – Dra. Angela Elizabeth Silva Ponce

Columnistas, Opinión

Este término fue establecido por el gerontólogo y psiquiatra Robert Butler en 1968 describiendolo como un conjunto de actitudes que se demuestran a las personas mayores por su edad y proceso normal de envejecimiento; es así como la organización mundial de la salud lo define como los estereotipos y perjuicios que se otorga a las personas por su edad haciendo que este determinante afecte de forma negativa a la salud física y mental de este grupo etario.

Los ámbitos en los que la persona longeva puede ser discriminada son:

Trabajo: en la actualidad las empresas buscan personas jóvenes y con ideas acordes a la sociedad actual por lo que muchas de estas instituciones prejubilan a las personas mayores pese a su experticia laboral, además que no quieren asumir su responsabilidad de aumento de salarios o mejorar el cargo de la persona mayor por la misma trayectoria laboral dada a la empresa, haciendo que esto repercuta en el estado funcional y anímico del individuo.

Salud: Lastimosamente el manejar grupos de pacientes adultos se ha convertido en un reto “difícil” visto así por profecionales que no tienen la paciencia, capacidad, amor y voluntad propia de brindar ayuda, haciendo que la persona mayor llegue a recibir discriminación e incluso maltrato.

Familia: muchas personas no tienen la sensatez y conocimiento de cómo abordar y brindar apoyo a los adultos mayores haciéndolos sentir inútiles e incluso motivándolos a la autocrítica y tengan la idea errónea de que no son útiles para la sociedad.

Amor: Tenemos como sociedad una idea errónea al asumir que la persona longeva no puede recibir y dar amor aislandolos así de reuniones familiares e incluso de viajes. En nuestra sociedad consumista el que vale es el que produce un viejito produjo, pero ahora está en el ocaso.

El edadismo puede ser ocasionado por personas e instituciones de manera intencional o no intencional e incluso de la sociedad al no respetar los derechos y al no brindar accesos funcionales a las personas mayores haciéndolos que se sientan limitados en movilidad, toma de decisiones e incluso en participación, haciendo así que esta condición pase desapercibida haciendo que la población mayor determine este comportamiento como “normal” y así dejando que sus derechos se vulneren y se autolimiten en demostrar sus capacidades, virtudes, destrezas y fortalezas.

No hay juventud ni vejez cuando no brindas a la sociedad los principios de libertad, justicia y amor.

Estimado lector ten respeto, consideración, amor a quienes nos han permitido

Ser lo que hoy somos, no hay viejos, hay viejos conceptos sobre la vida.

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