Dos escuelas, un solo planeta

Columnistas, Opinión

Los pueblos de Asia conocían la Acupuntura desde la Edad de Piedra y la utilizaban como un método terapéutico, prueba de ello son las agujas de piedra encontradas en el pueblo de Kozoson (nombre antiguo de Corea) utilizadas para punción externa. En China en la dinastía “Han” se destaca Hua Tuo, célebre médico que perfeccionó el arte de la Acupuntura y la Pulsología Oriental que con una evaluación cualitativa detecta, en cada brazo, las condiciones de vitalidad orgánica interna. Y así fueron sucediendo varias dinastías destacándose la Tan con el doctor Wang Bing quien dedicó su vida al estudio, organización y revisión de la obra clásica de Medicina Interna (Su Wen). En la dinastía Sung la Acupuntura se desarrolla en gran medida y es así como surge el famoso “Hombre de Bronce” de tamaño natural, con los puntos de acupuntura perforados. Envueltos en una constelación filosófica de particulares actitudes espirituales y materiales se va desarrollando esta técnica de tratamiento de probada eficacia y que actualmente se halla aislada de una antigua, equívoca y empírica concepción occidental. En 1955 la República Popular China reconoce oficialmente la Acupuntura en completa igualdad con la Medicina Occidental para su utilización de manera complementaria o suplementaria. La Acupuntura llegó a Japón en la Edad Media y actualmente existen impresionantes centros hospitalarios con la más sofisticada tecnología aplicable a los ancestrales principios de esta ciencia. En la actualidad existen innumerables sociedades internacionales de Acupuntura en Asia, América, Europa y Oceanía cobrando un desenfrenado auge por las características que le rodean a esta ciencia de ser inofensiva, inocua y por su insospechada simplicidad y eficacia.

 Dentro del desarrollo paulatino de las técnicas enigmáticas de la Medicina Oriental ocupa un lugar preponderante y decisivo la Acupuntura que aplica en su técnica terapéutica esencialmente los fundamentos filosóficos orientales considerando al ser humano como un todo, cuya estructura mente-cuerpo son pares de continuidad al contrario de occidente que poco los vincula; considerando a la relación estructura-función  como íntima continuidad al contrario de la tendencia occidental de separar, reducir y analizar de forma aislada. La Acupuntura mantiene el precepto Oriental restaurativo, preventivo y curativo en términos de equilibrio y preservación a diferencia de nuestra estrategia científico-médica caracterizada, en su mayoría de veces, por ser predominantemente agresiva, amputativa, supresiva y combativa. Es entonces menester recordar claramente este contraste de pensamientos para que en el momento de enfrentarnos a una enfermedad podamos definir la utilidad, ventajas y desventajas de una u otra opción o quizás complementaria y combinadamente potencializar los beneficios centrándonos noblemente en el bienestar del paciente.     (O)

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