¿Dónde estaremos en 40 años más? / Ab. Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Parecería ser que ya no estamos frente a una pregunta de si sucederá, sino frente a una sobre cuándo sucederá. Definitivamente la industria de la comunicación y el periodismo no es la misma que era hace sesenta años. Y tampoco será la misma en diez o cuarenta años más. La revolución tecnológica y la modernidad de los últimos veinte años -especialmente a raíz del surgimiento de las ‘punto com‘- cambió para siempre la forma en la que durante el siglo XX trasmitimos y comunicamos noticias a los ciudadanos.

            Hay ejemplos evidentes. Los medios impresos resisten, aunque poco a poco ceden terreno a los medios digitales. Las radios pierden audiencia y se habla de que un futuro incluso podrían ser sustituidas por los podcasts, que proveen contenido auditivo específico. Lo gratuito abunda en la web y, los medios que quieren especializarse y pujar por suscriptores digitales, están obligados a producir contenido de gran calidad a un costo verdaderamente alto. Los canales de televisión y las productoras tradicionales se debilitan y abren paso para plataformas como Netflix, Hulu o Youtube. Se vive una cultura donde cada vez se espera que todo sea bueno pero al mismo tiempo barato.

            ¿Dónde estaremos entonces en 40 años más? ¿Dónde estaremos luego de 60 años de vida ininterrumpida y exitosa? Es incierto saberlo. Lo que sí es seguro es que estaremos en un ambiente completamente distinto. Quién sabe si las noticias se consumirán en poco tiempo a través de realidad virtual o si, con la ayuda de una gafas, ya no nos enteremos por medio de un texto que un carro se accidentó en un puente sino que podamos estar allí presentes y enterarnos como lo haría cualquier curioso en la vía.

            Todos estos retos, por supuesto, nos obligan a repensar urgentemente la industria de la comunicación y, por supuesto, la posible evolución a la que se vea obligada la prensa escrita.

            ¿Tendrá que destinar todos sus recursos y esfuerzos a consolidar una presencia digital potente como lo han hecho el Washington Post de Jeb Bezzos o el New York Times? ¿Deberá dejar de imprimir los ejemplares en sus propias máquinas y pasar a compartirlas con otros periódicos, como lo ha decidido El País de España? ¿Tendrá que especializarse al máximo como la revista norteamericana Político o deberá llegar a las grandes masas digitales como Business Insider? ¿Acaso debe morir completamente y revivir como lo ha hecho El Español de España?

            Al menos la máxima del gran genio de la industria, Rupert Murdoch, parece una luz al final del túnel: «la gente siempre querrá que le cuenten historias. Eso no desaparecerá». Pero hasta el gran jefe entendió lo que se viene y vendió hace poco parte de su imperio Fox a Disney. En una entrevista con el Financial Times, Murdoch explicó sus razones: «Vendo porque el juego ha cambiado. Puedo ver la gran imagen».-dijo refiriéndose al impacto que de los gigantes Amazon, Netflix, Google, Apple y Facebook en la publicidad y la comunicación.

¿Dónde estaremos en 40 años más entonces, es la gran pregunta? No lo sabemos. De lo sí estamos seguros, sin embargo, es de que los valores, el trabajo y la seriedad con la que ya hemos transcurrido nuestros primeros 60 años nos proporcionan los cimientos y la guía para avanzar en los retos del futuro. Para continuar con un legado que hoy cumplimos con creces: ser la voz responsable que acompaña a los ambateños y a los tungurahuenses cada día y en cada suceso.

(*) Abogado y columnista del Diario El Heraldo. Socio de Torres y Torres Cobo Abogados. Máster en Leyes (LLM) por la Universidad Queen Mary de Londres. (O)

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