Desconexión digital

Columnistas, Opinión

“Apaga tu celular y enciende tu cerebro” es el libro del filósofo político argentino Pablo Muños Iturrieta, quien hace un llamado a vivir la realidad como seres humanos; y, evitar caer en el engaño de un mundo virtual que, se muestra como el escape fácil a las dificultades propias de la experiencia humana. La tecnología desarrolla una dependencia de manera subliminal que, sin darnos cuenta, vivimos en un mundo donde la virtualidad que nos conecta, nos está desconectando unos de los otros. La inteligencia artificial de nuestros dispositivos, controla y manipula la información, en un nivel nunca visto. La tiranía de los algoritmos y la inteligencia artificial es abrumadora, afecta nuestra conducta, psicología, y relaciones afectivas, laborales y sociales.

El consumo de redes sociales afecta la psiquis y el bienestar de los usuarios; nos interesa más la vida farandulera que la historia patria. La manipulación y el control que le damos a lo tecnológico conlleva efectos en el comportamiento, forma de pensar e incluso usamos vocablos para identificarnos como cibernautas y actualizados digitales. Todos utilizan, muchos lo usan y otros tantos abusan del mundo tecnológico que, van desde análisis sanos, opiniones o críticas unilaterales, ataques verbales amparados en el anonimato, reclamos, estafas publicaciones contra el honor personal, y noticias falsas o fakes. 

El desarrollo tecnológico sirve para progresar en el saber, más no para atarnos a un mundo de artefactos que, en vez de liberarnos, nos convierten en prisioneros de un mundo imaginario. Ahora resulta vital, mantenernos humanos, sin perder el sentido común, evitando que nos manipulen, pero tenemos una dependencia ansiosa de usar dispositivos tecnológicos; incluso, perdemos el control sobre su uso con supeditación de tipo adictiva, donde la persona se vuelve esclava de estos aparatos, afectando su bienestar y relación con el mundo real. Esta enajenación digital consume demasiado tiempo, sumado al descontrol humano, al no poder gestionar la duración o modo en que usa la tecnología. En muchas ocasiones, la ansiedad y el malestar se adueñan de los individuos cuando no pueden acceder a sus dispositivos y siente la necesidad de tenerlos para funcionar o sentirse bien. 

Es necesario encender el cerebro y reflexionar. Debemos tomar conciencia de cómo la tecnología se está usando para la vigilancia, el control y la manipulación del ser humano, tanto de su conducta como de su modo de pensar. El autor manifiesta que “en un mundo hipercontrolado, en el que sus propias condiciones tecnológicas se vuelven permanentemente contra el hombre, la lectura se convierte en fuente de rebelión y libertad”. 

La enajenación digital tiene notable y preocupante impacto en niños y adolescentes que experimentan trastornos del lenguaje y del aprendizaje, déficit de atención; y un aumento de la violencia, entre otros problemas. Vale recordar a Agustín Laje, politólogo argentino, autor del libro “Generación Idiota” que habla sobre la pérdida de la sociedad intergeneracional y el auge de la mentalidad adolescente, con cambios en nuestro lenguaje; donde sus preferencias sobrepasan el orden paternal porque están dominados por el consumo tecnológico.  (O)

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