Debate sin debate / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

“Los debates electorales constituyen un marco para expresar las diferencias, a la vez que refuerzan la legitimidad del sistema democrático”.

Con estas palabras, el Consejo Nacional Electoral, presentó el Manual de Ecuador Debate 2023. Documento que contiene todos los elementos y hasta las fechas en las que se debía realizar por primera vez los debates obligatorios para las alcaldías y prefecturas en las jurisdicciones con más de 100.000 electores. Esto responde a la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas y el Código de la Democracia.

Según dicha normativa, el domingo 15 de enero se presentaron los candidatos a la alcaldía de Ambato, no todos juntos, sino en dos bloques. Personalmente, la segunda tanda tuvo mayor interés, dado que aparecieron los postulantes que aparentemente tendrían más opción de llegar en primer lugar. Las intervenciones estuvieron controladas con la exactitud de un cronómetro, el ambiente fue tenso y el exterior del recinto donde se llevó a cabo el programa estuvo lleno de banderas y gritos a favor y en contra de cada candidato.

Los participantes fueron advertidos varias veces de emitir criterios apegados a los ejes temáticos previamente establecidos. La insistencia tuvo poca aceptación. Los 45 segundos asignados para responder a las preguntas del moderador, al igual que los 15 segundos para interpelar a los oponentes, varias veces fueron empleados para lanzar dardos a los contendientes. Al final, no hubo candidato que se reconozca perdedor.

El formato establecido no permite conocer las propuestas con profundidad. Las respuestas fueron tibias, medidas o temerosas y, en algunos casos, fuera de contexto. En el primer bloque casi no hubo palabras fuertes ni miradas desafiantes, como sí ocurrió en el segundo. Los “fotorradares” y los problemas que han ocasionado a los residentes en Ambato y a los visitantes ocuparon gran parte de las intervenciones.

No faltaron acusaciones a quién los puso en funcionamiento y quien no logró dejarlos fuera de operación. Pero todos ofrecieron retirarlos definitivamente cuando estén en funciones. La informalidad y la inseguridad también causaron cruces de palabras y casi ninguna propuesta real de solución. Hubo debate sin mucho debate, relatos casi aprendidos de memoria y alusiones personalísimas sobre situaciones éticas de los oponentes.

El mencionado manual es para el 2023. Entonces, el organismo rector de la democracia en el Ecuador, debería evaluar esta primera experiencia y proponer un formato menos rígido, que sea de verdadera utilidad para los electores.

Deja una respuesta