Debate presidencial / Ec. Mg. Diego Proaño PhD (c)

Columnistas, Opinión

El domingo anterior, los ecuatorianos fuimos testigos del debate presidencial con los candidatos finalistas a segunda vuelta. En honor a la verdad tanto la estructura del debate, las preguntas, como las respuestas, nos dejaron un sabor agridulce. De hecho con total seguridad la mayoría de los indecisos, estarán con más interrogantes de las que tuvieron antes de la cadena nacional. Si alguien pensó que con el debate aclararía su decisión del voto, en verdad ahora están más confundidos. Es que la expectativa era escuchar propuestas, políticas públicas, recetas de posibles soluciones a los grandes problemas nacionales, en lugar de acusaciones de ida y vuelta como se escucho.

En primera instancia las respuestas que dieron, fueron muy generales, solo indicaron el qué, más no el cómo, por ejemplo ambos candidatos se refirieron a la reducción de tasas de interés, eliminación del impuesto único del 2% a las ventas de microempresas, a fortalecer la dolarización, al incremento de cupos para acceso a carreras universitarios, entre otras cosas, empero ninguno de los dos aspirantes a Carondelet, explicaron cómo lograría alcanzar esto, falto profundidad en las propuestas.

En honor  a la verdad Andrés Arauz perdió la enorme oportunidad de demostrar su alta preparación académica en economía y finanzas, como para con total holgura explicar cómo se lograría alcanzar operativamente en la práctica cada propuesta. Guillermo Lasso también dejó pasar la brillante oportunidad de poner a flote su vasta experiencia en el sistema financiero, en la creación de empleos y riqueza, como para con soltura exponer las soluciones a sus propios planteamientos. Por otro lado ambos perdieron la oportunidad en el momento de las replicas y contra replicas, de aprovechar ese tiempo para ampliar sus proyectos y evidenciar modelos, políticas públicas, programas, esquemas, equipos, etc y lucirse ante los millones de espectadores que estuvimos pendientes de principio a fin del esperado debate.

No queda la menor duda que, lo que resta de la campaña electoral los candidatos deben presentar propuestas reales y ejecutables en lugar de seguir con ataques mutuos, peor dedicarse a hacer propuestas demagógicas sin sustento financiero, incumplibles o populistas, los ecuatorianos queremos escuchar soluciones a problemas de vacunación, desempleo, informalidad, inseguridad ciudadana, pobreza, corrupción, especulación, seguridad social, emprendimientos, impuestos, tasas de interés, dolarización, liquidez, oportunidades, clima adecuado para la vida, la economía y los negocios. Todo esto es prioridad. (O)

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