Conmemoraciones cívicas: actos de beneficencia / Parte I / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

Estudiar la independencia como proceso puede trasladarnos al siglo XX. Lo que propongo en estas dos entregas es que, parte de pensar el momento independentista como un proceso también significa releer las fiestas cívicas. En la revisión de las celebraciones se considerarán: el Concejo Cantonal y las propuestas de los sectores artesanales para el festejo del 12 de noviembre de cada año en Ambato. Es decir, las actividades de la institución local oficial y las iniciativas de los sectores populares.

La conmemoración cívica no fue un acto improvisado, sino que siempre estuvo pensada con anterioridad. La planificación empezaba en los meses de septiembre, octubre y algunas ocasiones desde el inicio de la gestión del Concejo Cantonal. Este se miraba a sí mismo con la labor patriótica de organizar la celebración de la emancipación política de Ambato y de Tungurahua. Las actas del Concejo Cantonal mencionan “que el municipio está obligado a conmemorar dignamente los acontecimientos que han dado renombre al pueblo que representa” (Actas del Concejo Cantonal 1927).

Asimismo, en el siglo XX fue frecuente que el Concejo Cantonal incorpore actos de beneficencia en el programa de festejo. El premio anual 12 de noviembre fue la iniciativa de los miembros de la entidad cantonal que sugería destinar anualmente a una familia de escasos recursos económicos la cantidad aproximada de 1000 sucres. Entre los requisitos para participar en el sorteo estaban:

“tener a su legítimo y exclusivo cargo una familia compuesta por lo menos de cuatro miembros, en su totalidad. Que sea, dicha familia, oriunda o nativa, siquiera en su mayor parte de este cantón, y en todo caso, que tenga residencia fija en él. Carecer de renta propia, segura y suficiente de casa de habitación y de parientes o deudos cercanos y pudientes a cuyos bienes de fortuna pudiesen los interesados tener derecho por causas de fallecimiento o donación de aquellos. Vivir de su empleo o de sus convivientes, su industria u oficios honradamente. Tener buenos antecedentes, gozar de buena opinión y observar y procurar que observen todos los suyos, una conducta y moralidad intachables” (Actas del Concejo Cantonal 1927).

La comisión de organización tenía amplias facultades para llevar a cabo las gestiones preparatorias. De manera que, el aniversario de emancipación se aprovechó para inaugurar obras municipales o presentar el informe de las labores municipales anuales. El proyecto del programa de festejos era socializado en el seno del Concejo Cantonal para ser modificado o aprobado. El presupuesto para la celebración cívica variaba entre la suma de 2000 sucres hasta 3000 sucres proveniente de los fondos extraordinarios de la Ordenanza Presupuestaria. La siguiente entrega explicamos la participación de los sectores artesanales en la conmemoración cívica. (O)

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