Cinco a uno / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), fundado en 1928, es una de las instituciones de mayor importancia en el país. Mas, su sostenibilidad está en riesgo, entre otras cosas, al tener al Estado como principal deudor y por el desbalance entre el número de jubilados y contribuyentes.

A lo largo de su trayectoria institucional, no ha faltado pugnas e intereses mezquinos que han desatado problemas económicos. El IESS es una institución eminentemente técnica, sin embargo, para algunos grupos de poder no deja der ser un botín político y para los gobiernos de turno, una fuente ilimitada de recursos a la hora de solucionar la falta de liquides en las arcas estatales.  

Entre los golpes más duros que ha recibido el IESS cuenta la eliminación del 40%, como obligación del Estado, para el financiamiento de las pensiones jubilares. Este acto del gobierno de la revolución ciudadana dejó una herida que aun sangra. La deuda, por este concepto, podría superar los 1700 millones de dólares. Pero hay más. El Gobierno le debería al IESS una cantidad cercana a 6 mil millones de dólares, por otras obligaciones. En este contexto, el fondo de salud atraviesa una situación crítica, al igual que el pago a los prestadores externos de salud, las pensiones de los jubilados y hasta los sueldos de los trabajadores. De no haber un cambio significativo el dinero alcanzaría para unos cuantos meses. 

A estas dificultades se suma el creciente número de jubilados y la disminución de contribuyentes. De acuerdo a cifras oficiales, la sostenibilidad a largo plazo no es viable, dado que el número de afiliados pasó de 2,7 millones en 2012 a 3,2 millones en 2021. El incremento de aportantes fue del 19%, mientras el número de jubilados en este mismo período creció en un 88%. Las cuentas no cuadran. El aporte de los afiliados pasó de 2.690 millones de dólares, en 2012, a 5.088 millones en el 2021. Esto quiere decir que hubo un aumento del 89%. Pero, el monto en jubilaciones creció de 1.694 millones a 4.698 millones de dólares, es decir, en un 177%. Hay apenas cinco aportantes por cada jubilado, cuando en el 2012, la relación de ocho a uno. Si continúa esta tendencia no habrá dinero para pagar las pensiones. 

La seguridad social requiere cambios de tipo social, jurídico, económico-financiero y administrativo. Caso contrario, se vivirá un ambiente de sobresalto continuo. La transformación es urgente. Mañana puede ser tarde.

Deja una respuesta