BOLÍVAR ECHEVERRÍA Y LA CULTURA ENTRE MÉXICO Y ECUADOR 

Columnistas, Opinión

“Ethos Barroco” categoría de Bolívar Echeverría, nacido en Riobamba el 2 de febrero de 1941 realizó estudios en Alemania y fue profesor titular de la Universidad Autónoma de México UNAM hasta el fin de sus días el 5 de junio de 2010.

Lo recuerdo seguro, con una mirada escondida en lo profundo de su cabellera plateada y su rostro de rasgos gruesos, alto, no desalineado, pero lejos de los estándares de la etiqueta y detrás de sus lentes cortos, era 1998 yo era apenas un estudiante ambateño en la Escuela de Sociología de la Universidad Central del Ecuador. 

Cubierto de su leva azul empezó su conferencia trazando criterios positivos frente a lo que sacudió el mundo de fin de siglo, la caída del muro de Berlín (1989) y la desaparición del Bloque del Este (1991). Esgrimidas las banderas del fin de la historia por un lado y ausencia de utopías en el otro, esta nueva contradicción ya no era horizontal entre izquierda y derecha, era vertical, entre el poder y el contrapoder. 

El “Ethos Barroco” en Bolívar Echeverría implica la aceptación de la hegemonía mundial del mercado, si, pero, al mismo tiempo esa globalización permite el espacio para la flama cultural o cultura rebelde, que resiste al mercado como productor espiritual para las identidades culturales de Iberoamérica o Indo américa.

Apenas dos años antes en Ambato se había fundado el Movimiento Cultura Rebelde, que reconocía contradicciones económico administrativas entre los actores de la Guerra Fría, que al mismo tiempo tuvieron una cultura similar. Ambos sistemas eran racionalistas, desconocieron la diversidad y eran obsesionados por el poder y la hegemonía. Ese encuentro entonces con el filósofo y catedrático unió procesos.

La cultura es el actor protagónico en la realidad del siglo XXI no un elemento emergente en la cotidianeidad, el Ethos Barroco entonces es esa superestructura, ese espíritu cultural rebelde que un pueblo ha ido acumulando a través del tiempo, reconociendo su geografía, sus tradiciones, en una geopolítica que le hace dependiente con rasgos neo coloniales en medio de la institución Estado que se empecina en dividir a los pueblos, su mercado regional y la producción de signos y significados culturales.

La cultura exige la producción económica objetiva, como el diálogo de saberes entre las identidades de la línea ecuatorial y la Meso América tengan mayor protagonismo que la racionalidad de una estructura y una legislación superada. El Ethos Barroco. (O)

fapava17@gmail.com

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