Bendecidos por Dios y Abandonados por la Sociedad./ Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión


Despertando el siglo XXI, encontramos muy oculto en la sociedad a un ser humano que es hijo, hermano, tío, sobrino, primo, padre o madre, abuelo o abuela; encontramos a un ser humano que también ríe, llora, sufre, tiene miedo, esperanza, sueños y fe en Dios o la Vida.

La historia lo presenta como la figura del médico-sacerdote, la figura del médico-artesano, del curador de heridas, el ser humano que reducía fracturas o administraba hierbas, desde una posición social similar a la de un carpintero o un herrero.

No perfecto, si perfectible, debió luchar contra la incomprensión de la Sociedad y el castigo por los errores del arte de sanar; según el código de Hammurabi (1750 años A.C) en su capítulo 218 manifiesta que, si un médico hace incisión profunda en un hombre con bisturí de bronce y le provoca la muerte, o si le abre la sien a un hombre con bisturí de bronce y deja tuerto al hombre, que le corten la mano.

En la lucha contra las enfermedades, endemias y pandemias siempre existieron poderosas voluntades, como Hipócrates, Galeno, Rhazes, Avicena o Maimónides, Eugenio Espejo y muchos más héroes de la medicina.

Estos profesionales de la Salud estuvieron presentes en los brotes de peste en Europa;  la viruela que puedo haber afectado alrededor de 300 millones de vidas desde que apareció por primera vez; el sarampión que se calcula que acabó con cerca de 200 millones de seres humanos y, sobre todo, la temida peste negra, que provenía de Oriente y asoló en sucesivas oleadas el Viejo Continente y se llevó alrededor de 90 millones de personas; 41 brotes de cólera con 48 000 casos y 23 800 muertes en el intervalo de un mes en los campamentos de refugiados en Goma, en el Congo 1994, Los investigadores calculan que cada año hay en el mundo entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera, y entre 21 000 y 143 000 defunciones por esta causa, la rabia que mata anualmente a más de 59.000 personas, la gripe española entre 1918 y 1920. Llego a acabar con casi un 6% de la población mundial, en torno a unos 100 millones de personas; 770.000 [570.000–1,1 millones] de personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida, al cierre de 2018.

En todos los eventos sanitarios graves estuvieron y están los Médic@s , estos sabios incomprendidos, estos héroes sin máscara, guantes ni capa que les proteja de los virus ni de la Sociedad. Ahí están los médicos enfrentando las enfermedades mortales con un pequeño tapabocas que esconde una sonrisa, su frustración y su temor natural y humano al contagio.

Con turnos de 24 horas pasando 2 días y un “posturno” en consulta externa, sin derecho al agotamiento y al cansancio sigue trabajando y su familia lo sigue esperando en casa con los brazos abiertos y sin temor a ser expuestos a un contagio viral o bacteriano.

Mal tratado por la sociedad y sus actores políticos, agredidos por un insulto Jurídico mal llamado delito de homicidio culposo por mala práctica profesional.

Víctimas de amenazas, insultos, vejaciones, intimidaciones, injurias, agresiones físicas. Llamados Carniceros y estafadores por los aprendices de Tirano, hijo de tal o de cual, te voy a matar sino me curas, les vamos a quitar los títulos sino atienden.

Ahí van luego de la ingratitud y el mal agradecimiento, ahí van a los hospitales solos, sin protección, cabizbajos, agotados por trasnochar, con un sueldo miserable, sin desayuno porque la emergencia no espera, sin afeitarse, sin plancharse el cabello, siempre de apuro salen de sus casas pidiendo la bendición a sus padres o dándola a sus hijos.

Dios les cuide y la Sociedad no los olvide, siempre los recordaremos, por cierto, mi más profundo respeto a nuestros héroes Médic@s, post gradistas, internos rotativos, psicólogos, enfermer@s, auxiliares de enfermería, camilleros, choferes de las ambulancias, guardias hospitalarios, departamento de dietética, estadística, policía nacional de tránsito y ejercito, gracias a ustedes sobreviviremos una nueva pandemia. (O)

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