BASTA DE ABUSO Y GLOBOS DE ENSAYO / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

Nos mal acostumbraron a vivir en un país de privilegios, de sesgos, de parcialidades y comedidas acciones afirmativas o no, de créditos de largo plazo y al más bajo interés, de donaciones solidarias recurrentes, amnistías tributarias, remisión de intereses y otras excepciones diferenciales.

Muchos beneficiarios de la realidad descrita, seguramente, terminaron por abusar de ella y, sin más mérito que el grito, apostaron por demandar una gratuidad de pago que concluya en la exoneración total de obligaciones contraídas y que, igualadas a cero para los que tuvieron la suerte de adquirirla y se gastaron la plata, terminará siendo potencial deuda nacional, asumida por los demás ecuatorianos, cuando se la traslade a los contribuyentes no exonerados. 

Y eso, no es justo. Lo curioso, es que aquellos que en verdad necesitan de ese tipo de ayuda, oportuna, liberada y que privilegie la evidente carencia y angustia, con toda certeza, serán, o son los únicos que jamás intentaron, ni accedieron a un préstamo, ni a nada que se lo parezca. Y por lo mismo no deben nada a nadie, más que a su propia esperanza, porque finalmente, aún quieren que ocurra un cambio y que de vuelco a la página de la ignominia y el despilfarro del recurso público.

Los deudores de “buena fe” como se auto titulan (por el momento léase: algunos agricultores, artesanos, pescadores y emprendedores), junto con los miembros de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), piden incluir, en el decreto ejecutivo que pretenden, para que se condonen sus deudas de hasta 10.000 dólares, que se consideren también (para aumentar la sensación de masa) a los deudores de los préstamos hipotecarios y quirografarios del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) y de las entidades del sector público, el Banco Nacional de Fomento —que está en liquidación—, Corporación Financiera Nacional y BanEcuador.

¡Inverosímil! Hasta parece cuento ¿verdad? Pero no, y ahora, para hacer efectivo el planteamiento, ejercitando también otra de las costumbres arraigadas en la piel -aproximada al chantaje y al abuso- “los supuestos deudores-beneficiarios” amenazan con una nueva paralización nacional si no se les admite la pretensión y, ahí, es cuando se aceleran las neuronas, solo de imaginar que, tiempo atrás -muy probablemente- hicieron paros y movilizaciones para exigir que les den acceso preferencial a los créditos y hoy, harán lo mismo pero para que les bonifiquen con la gratuidad. 

Perdonen la franqueza, pero causa indignación y malestar esta reiterada actitud de supuesta victimización para escudarse en los privilegios y aplaudir el abuso. 

Basta de querer ver la “cara de pendejos” a la gran mayoría de ecuatorianos, porque simplemente no la tienen y tampoco merecemos ese trato discriminatorio y ofensivo. 

Mientras hay muchos otros compatriotas que están deseosos de acceder a un trabajo, a cualquier costo, estos excepcionales privilegiados, quieren acceder a una eliminación de deuda al estilo “mandrake”. Por arte de magia. 

El gobierno -felizmente- no ha sucumbido a la exigencia y entiendo que mucho menos a la amenaza. Hacerlo sería un mal ejemplo, que luego se insertará en la cotidianidad y terminará siendo una catástrofe instalada en el imaginario del reclamo. 

Intentemos ser honestos de palabra y de obra, como exigen la circunstancia y la realidad nacional. Basta de abuso y globos de ensayo.

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