Baila bajo la lluvia

Columnistas, Opinión

En estos días que no brilla el sol, que los obscuros tentáculos de los polítiqueros han convertido a Latinoamérica en la región más violenta con un entramado de corrupción y narcotráfico en todos los niveles y dependencias que ha provocado una paranoia de terror y miedo en toda la población induciendo a la angustia y la confusión. Si sumamos a ello el analfabetismo emocional que nos caracteriza a los occidentales carentes de   herramientas mentales para administrar nuestras emociones frente a tanta situación amenazante podremos entender el alto índice de trastornos de ansiedad con depresión que esto ha provocado. Es oportuno recordar la sabiduría contenida en el idioma chino que solo leyendo unas palabra ya provoca una gimnasia mental para entenderla y practicarla. 

En el idioma chino la palabra crisis está compuesto de dos caracteres 危机 cuyos significados, individualmente son: el primero “peligro”  y el segundo “oportunidad” 机会. Justamente después de una tragedia, una pérdida o un suceso traumático vienen reacciones iníciales de ansiedad, desasosiego, emociones fuertes (tristeza, ira, miedo, culpa, etc.) y desorganización personal; seguidamente la elección de dos caminos: el uno de oportunidad para crecer, recuperarse y desarrollarse en medio del dolor, el otro de peligro con negación de sentimientos, aislamiento, alteración relacional, agresión, dolencia o inafectividad con estancamiento de su desarrollo, que lleva a las enfermedades crónicas, de “causa desconocida” y de difícil manejo.

Toda vida humana, cualquier avance o desarrollo en cualquier campo, tiene pérdidas, así, la vida humana y el crecimiento o desarrollo psicológico pueden entenderse como un conjunto de procesos de duelo escalonados. Procesos por los que atraviesa una persona que experimenta una crisis, a raíz de un sentimiento de pérdida, es algo que tiene características más o menos comunes para todos. Es el conjunto de emociones, representaciones mentales y conductas vinculadas con la pérdida afectiva, la frustración o el dolor. La pérdida es psicológicamente traumática en la misma medida que una herida o quemadura, por lo cual siempre es dolorosa.

Existe evidencias y estudios acerca de cómo, por ejemplo, un duelo mal resuelto lleva a una cronificación del sufrimiento psicológico, a trastornos psicosociales y a la aparición de diversos tipos de enfermedades.

Existe una parábola oriental acerca de este tema; en donde una afligida madre lamentando la muerte de su hijo busca consejo en el Maestro. La mujer explica su insoportable pesar y su incapacidad para reponerse a esa devastadora pérdida. El Maestro le pide que llame a todas las puertas del pueblo y pida una semilla de sésamo en cada casa en la que no se haya conocido la muerte. Después de ir de puerta en puerta por cada una de las casas, ella termina con las manos vacías y comprende que no existe ningún hogar que no haya sido azotado por la muerte, el Maestro le confirma lo que ella por sí misma comprendió: “No es la única ni está sola”. Las desgracias, la muerte, son parte de la vida, ya terminara todo esto, dicen que la vida no se trata de esperar a que acabe la tormenta; sino aprender a bailar bajo la lluvia. (O)

MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL

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