Ayuno espiritual…/ Andrea Manjarrez Ocaña

Columnistas, Opinión


La Semana Santa, el recogimiento anual, el término de la cuaresma, tiempo de cambio, periodo donde se revitaliza el espíritu, cuarenta días que terminan que sirvieron para recapacitar, realizar un juicio de conciencia poniendo en una balanza lo negativo y positivo del actuar propio a lo largo del año de lados contrarios para medir que pesa más y tomar cartas en el asunto.

La espiritualidad te da la oportunidad de cambiar banalidades por valores humanos, materialismo por sensibilidad, darle más importancia al corazón, la paz y tranquilidad todo esto solo te brinda la fe, el interés por ser mejores personas día a día.

Es momento de brindar una sonrisa a través de la mirada, extender gesto lejano amable, un abrazo desde el alma mediante palabras de amor y cariño, dejar atrás cualquier resentimiento, rencor, apatía, indiferencia  hacia los demás y soslayar insultos, egoísmos,  preocupaciones.

La verdadera felicidad se consigue al sincronizar el cuerpo y el alma, solo absteniéndose de pesimismo, criticas malsanas dando paso al positivismo y actitudes de aliento teniendo confianza, seguridad en las capacidades y la justicia siendo imagen de  compromiso, entereza, solidaridad.

Días atrás escuche una corta historia que me puso a pensar, decía algo como: Cada persona tiene dentro un lobo malvado y otro bondadoso que viven en constante  disputa, donde se abría la interrogante ¿Quién gana?, la respuesta fue al que alimentas; esta metáfora es tan real se debe recordar que cada uno es labrador y ejecutor de su destino, compartir más con tu alrededor, dejar de lado todos los modernismos e individualismos para llevar una dieta de sentimientos negativos alimentando la fe, tan siquiera  durante estos días  llenarse de energía, ímpetu y fortaleza  para vivir con frenesí engrandeciendo alma mediante el Ayuno espiritual…(O)


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