Arte y fe renacen en Píllaro

En Píllaro, la tradición artesanal y la devoción se entrelazan gracias al talento y compromiso de Gustavo Robalino, más conocido como Gus Arte, un gestor cultural que ha dedicado su vida a la restauración de imágenes religiosas y a la creación de piezas artesanales únicas. Su taller, ubicado en el corazón del cantón, es un espacio donde la historia, la fe y la creatividad se fusionan en cada obra.
Con una meticulosa técnica, Robalino devuelve vida y color a esculturas y santos que, con el paso del tiempo, han perdido su brillo. Cada restauración se realiza con especial cuidado, respetando la esencia original de la pieza y su valor espiritual. Para él, no se trata únicamente de un trabajo estético, sino de un acto de respeto y amor hacia lo sagrado.
Las imágenes que pasan por sus manos recobran tonalidades vibrantes y detalles precisos, recuperando así su capacidad de inspirar devoción. El artesano asegura que cada proyecto implica un proceso de investigación, selección de materiales y, sobre todo, una profunda conexión emocional con la obra.
Además de la restauración, el taller de Gus Arte produce artesanías que reflejan la identidad pillareña. Figuras decorativas, recuerdos y elementos tradicionales, todos elaborados completamente a mano, conforman una oferta que permite a los visitantes llevar consigo un pedazo de la cultura local.
Estos productos, impregnados de simbolismo y creatividad, son ideales para obsequiar o conservar como piezas de colección. Según Robalino, la meta es que cada artículo transmita un mensaje, una historia o un sentimiento que perdure en el tiempo.
El artesano destaca que su labor también busca mantener viva la herencia cultural del cantón. “Cada pieza que elaboramos o restauramos es parte de nuestra memoria colectiva. Es nuestra forma de rendir homenaje a quienes nos precedieron y de ofrecer algo valioso a las nuevas generaciones”, señaló.
El trabajo de Gus Arte ha logrado reconocimiento dentro y fuera de Píllaro, posicionándose como un referente en la conservación de arte religioso y en la promoción del talento local. Su compromiso es seguir fortaleciendo este legado y abrir más espacios para la difusión del arte hecho a mano.
Con devoción, precisión y creatividad, Gustavo Robalino continúa demostrando que en Píllaro el arte no solo se contempla, sino que se vive y se siente. (I)