Año del CID / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Con SIDI, la épica novela de Arturo Pérez Reverte, se inició el 2020 la recuperación de la leyenda construida alrededor del Ruy Díaz de Vivar, el legendario Cid Campeador. Y termina el año con una de las más costosas series de Amazon sobre el guerrero castellano de la  la Edad Media.

En la historia del Cid se encuentra el relato con el que se identifica un latino. Es la leyenda del  niño que pierde a su padre en combate, se prepara con su abuelo para luchar junto a reyes, es reconocido y ascendido, encuentra su misión en la vida, se cae, le humillan, le envidian, se levanta y triunfa por una gran causa. El Cid transita por los caminos de la épica, de los héroes míticos.

No importa que me odien, siempre que me teman, era el lema del Cid, a quien le dieron el apelativo de Campeador, por considerarlo el dueño del campo de batalla. Ese lema lo había tomado de un emperador romano y lo tenía escrito en su escudo en latín, así: “Oderint dum metuant”.

Babieca, su caballo de guerra, junto a Cenceño, su caballo de marcha, son parte de la leyenda, al igual que la espada que su padre le legó.

El Cid es la llave para entender la compleja historia de los castellanos, aragoneses, navarros y moros, en el territorio peninsular. Los moros eran aliados de algunos de ellos, a los que les pagaban para que les protegieran. Más batallas había entre castellanos y aragoneses.

Las costumbres de los moros cambiaron la vida de aquellos españoles, en cuanto a la frecuencia de bañarse y a la limpieza de las edificaciones. Sus médicos, con más conocimientos que los peninsulares, atendían a los reyes. Sus astrónomos interpretaban el firmamento y anticipaban el curso de los acontecimientos.

Al Cid se le atribuye haber expulsado a los moros de la Península. Es verdad que luchó en contra de ellos. Pero también coexistió con ellos. Inclusive, llegó a amar a una árabe de la corte real.

Cuando está por terminar el 2020, la historia del Cid tiene el potencial para inspirar sueños y acciones. Además, nos recuerda que las derrotas y las caídas no cierran los capítulos de la vida. Desde el relato del Cid se puede otear un año 2021 diferente, sin la crisis del 2019.

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