Animero de Patate con 104 años de tradición

Interculturalidad
El Animero de Patate es un ejemplo de cómo las tradiciones arraigadas pueden resistir el paso del tiempo y enriquecer una comunidad. (Foto cortesía)

Enclavada en la provincia de Tungurahua, Ecuador, se encuentra la pintoresca ciudad de Patate. Este tranquilo rincón del mundo, conocido como «Pueblo Mágico», se destaca por su riqueza cultural y sus tradiciones únicas. Una de las costumbres más notables y arraigadas es la del Animero de Patate, que ha resistido el paso del tiempo durante 104 años y se mantiene como el único lugar en la provincia que preserva esta tradición especial.

El Animero de Patate es una figura emblemática vestida de blanco, con una vara en mano, que recorre las calles de esta ciudad quince días antes del Día de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre. Esta tradición tiene sus raíces en la época colonial, cuando las influencias españolas se entremezclaron con las costumbres indígenas. Su vestimenta blanca simboliza la pureza y el respeto hacia los difuntos, convirtiéndose en un emblema de la historia de la región.

En la actualidad, Patate es el único lugar en la provincia de Tungurahua que mantiene viva la tradición del Animero. Esta singularidad agrega un valor incalculable a la identidad cultural de la ciudad. A medida que otras costumbres pueden perderse en la corriente de la modernización, el Animero de Patate sigue siendo un faro de tradición y un recordatorio constante de la historia del lugar.

El corazón de esta tradición es la comunidad de Patate. En lugar de centrarse en una familia en particular, la tradición del Animero es llevada a cabo por los habitantes de la ciudad en su conjunto. Residentes de todas las edades se unen a este recorrido nocturno con el deseo de honrar a sus seres queridos fallecidos y mantener viva la memoria de la comunidad. El Animero, con su vestimenta blanca y vara, se convierte en un faro que guía a la comunidad en este tributo lleno de misticismo y devoción.

El recorrido del Animero comienza cada noche a las 21:00 horas. Mientras el Animero y su séquito caminan por las calles, el ambiente se llena de misterio y respeto. Las luces tenues y el sonido de los pasos crean una atmósfera especial que envuelve a la ciudad.

Cada año, los habitantes de Patate esperan con ansias este evento anual, sabiendo que es una oportunidad para honrar a sus seres queridos y mantener viva la memoria de la comunidad. En cada paso, el Animero refuerza los lazos que unen a las personas de Patate, generando una conexión profunda entre las generaciones. (I)

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