Ambato y el desorden / Paul Viteri Albán
La semana pasada mientras realizaba mis labores cotidianas y me dirigía por la calle Sucre desde la calle Guayaquil hacía la Fiscalía General del Estado, que se encuentra ubicada en las inmediaciones del parque Cevallos, me tope durante este trayecto con un verdadero mercado popular improvisado en las veredas por el cual el transeúnte debe ir sorteando y esquivando un sin número de obstáculos colocados en el piso, plásticos y hasta en cartones, además de los insistentes y asfixiantes vendedores que se te acercan a ofrecer un sin fin de artículos de todo tipo.
¡Tranquilos! Que lo peor no ha llegado, porque al salir de la mencionada institución y dirigirme por la calle Cevallos hacía el norte de la urbe literalmente los comerciantes ya clausuraron las veredas, tomándose estas por completo y obligando a los transeúntes a caminar por la calzada, además de esquivar nuevamente los productos, a los vendedores y sus increíbles exhibidores ambulantes, deben también hacerlo con los vehículos que mientras siguen su marcha hacen sonar repetitivamente su pito, claro esto por si algún desafortunado se les cruza.
De esta forma se pone en evidencia el lamentable hecho de que a las últimas administraciones municipales, este tema hace mucho se les fue de las manos, debido a que no es un problema de hoy, sino más bien desde hace algunos años el centro de la ciudad se ha transformado en un verdadero caos y desorden, al punto de llegar a cerrar una calle como la Tomas Sevilla, para convertirla en un supermercado lineal, en donde además de toda la problemática ya anotada, también reina la delincuencia e inseguridad.
Es fundamental, que la ciudadanía empiece también a corregir de alguna manera lo que las autoridades no han podido hacer; y, hagamos conciencia siendo parte de una solución, y no más del problema, debido a que si nosotros insistimos en seguir adquiriendo nuestros productos de esta forma tan desordenada y hasta primitiva, la actual problemática jamás terminará, y más bien en un futuro muy cercano, no nos sorprendamos si a lo mejor se cierren mas calles y veredas a vista y paciencia de quienes teniendo la obligación jurídica y moral de corregir las cosas no lo han hecho, y de seguro tampoco lo harán. (O)