Admirador de Montalvo y esbirro de García Moreno. 1869/ Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión


He dado con el texto ¿Caín? De Roberto Andrade, publicado en 1903, con minuciosos detalles de la tragedia política que soportaron nuestros compatriotas alineados al liberalismo y deseosos de legarnos una patria alejada de tanta sangre por degüellos y fusilamientos que encarnaba García Moreno.

Esta publicación, acaso tenida por traspapelada o inédita para los ambateños actuales, que debe ser puesta en vigencia por los directivos de la actual Casa de Montalvo en Ambato, guarda información que nos traslada a detalles de instancias de persecución e influjo temprano que tuvo el arriesgado escritor que era realmente un caudillo encendedor de luces en esas épocas de oscuras tempestades. Roberto Andrade Rodríguez, nacido en la hacienda Gualchán en la provincia e Imbabura (26 de octubre de 1850) y muerto después de una larga, dolorida y reconocida vida novelable (Guayaquil, 31 de octubre de 1938) de 88 años fecundos por la gran cantidad de sus publicaciones entre las que conviene destacar “Montalvo y García Moreno”, separado en tomos; y una Historia del Ecuador; es el autor de este “Caín” donde nos cuenta cómo un personaje camaleónico como José Vaquero Dávila fue un triste pero malhadado espía del iracundo pero cauteloso Montalvo:

“José Vaquero Dávila era, pues,  admirador de Montalvo en los días en que García Moreno atentó contra el gobierno del Presidente Espinosa. Del 2 de enero al 16 de enero del mismo año, no hay sino 14 días, y en ellos no pudo pasar Vaquero Dávila, de joven liberal y admirador de Montalvo, a esbirro azotador por orden del tirano. El 16 de enero, a las 9 de la noche, sublevó García Moreno los cuarteles, mandó escoltas a casa del Presidente, del doctor Pedro José Cevallos Salvador y de José Domingo Paz,  y antes de amanecer partió a Guayaquil. El acta y la proclama llevan fecha 17.

Vaquero Dávila me desmiente: dice que no he agotado fuentes tan fidedignas  que digamos porque con fecha 17 aparecen los documentos oficiales (véase “García Moreno” por Berthe, y pregúntese a todos los vecinos de Quito). Montalvo dijo, como dice Vaquero Dávila que pondría a García Moreno cortésmente en la frontera; pero no lo dijo entonces, sino casi a la inauguración del gobierno de Don Jerónimo Carrión, en enero de 1866, en el Prospecto de “El Cosmopolita”, publicado en el # 1. Díjolo porque en García Moreno, retirado  ya en el silencio, no veía gran peligro, y solo deseaba castigarlo por sus crímenes… (se cita el párrafo de Montalvo)

Año y medio después, en  agosto de 1867, cuando García Moreno volvió a meter ruido, cuando pretendió ser Senador, cuando mostraba ansia de exaltarse, Montalvo escribió las siguientes fulminantes palabras que fueron profecía del 6 de agosto de 1875.

“El hombre tiene derecho a la propia defensa, y a todo corazón bien formado le toca libertar a sus semejantes de un azote arruinador…Si un pueblo es oprimido,  maltratado, estragado por  el ahínco destructor de un malvado fuerte, levántese ese pueblo y dígale: ¡Llegó tu día, vas a morir, malvado! Hay conjuraciones santas. El que al frente de un vasta porción de ciudadanos se alza hacia el tirano apellidando libertad y le mata con su mano a medio día y en la plaza pública, no es asesino: será conspirador, en buena hora; pero gran conspirador, benefactor de la especie humana, familia de Séneca, cómplice de Quinciano, amigo de Carlota Corday, bueno y glorioso personaje”.

Bueno y glorioso personaje, según Montalvo: criminal según un Vaquero Dávila ¿A cuál han de que querer los conspiradores del 6 de agosto? Prosélito de Montalvo era éste, y a los 35 años sale renegando de la doctrina del Maestro. Querer que me afrente yo mismo, que deteste mi acción y me arrepienta para que ese mendigo de honra me dé una limosna, es un exceso tal de insania que a ese desventurado lo vuelve digno de lástima.

Montalvo no era de los que se contradecían, y no se contradijo hasta el 2 de enero de 1869. Está demostrado que en esta fecha era Vaquero Dávila admirador de Montalvo; por consiguiente profesaba la doctrina de matar a los tiranos. A los catorce días se reunieron varios liberales de Quito en caso de don José Domingo Paz, calle de San Sebastián, porque llegaron a saber que García Moreno había venido de Guachalá y proyectaba atentar al gobierno de Espinosa, convencido de que este Magistrado no apoyaría la candidatura de aquél….

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