A rueda de esfuerzo y ganas / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

Siguiendo con atención el Tour de France, han vuelto a la memoria las pinceladas de Gonzalo Endara: trenes volando en el cielo sobre una alegoría multicolor de casas esparcidas, matizadas de verdes, azules, amarillos, plomos, naranjas, violetas, blancos y rojos, alternando con una que otra nube, mazorca o colibrí.

De camino a la cresta de montaña, se desplaza un tren de ruedas movidas por la pasión de llegar a la cima, sumando kilómetros de esfuerzo y ganas que se relevan -coloridamente- en procura de unos puntos que adjudiquen los premios del día y los maillot amarillo, verde y de bolitas color rojo sobre fondo blanco, distintivos de los líderes de etapa, sprint y montaña.

En paralelo, me he puesto a imaginar lo que significa estar en la «cresta de la ola» balanceando el cuerpo, posicionado -en este caso- del envión democrático, marcando hitos y abriendo sendas para que el gran pelotón ciudadano siga la ruta trazada por el líder hacia el cumplimiento de las metas de la esperanza y el cambio.

Y claro, el gran desafío es asumir sin excepción, la decisión de acudir a las postas de salud y vacunarnos para protegernos y proteger a nuestros familiares, amigos, vecinos y conocidos, frente a la pandemia y sus variantes. 

No caben disgustos, cuestionamientos, ni resistencias. Lo que corresponde es ser generosos con la vida, con uno mismo, con los demás y seguir los lineamientos gubernamentales para garantizarnos: salud, trabajo, y progreso.

Sesenta días de aciertos y errores, no son sino viva expresión de un compromiso que busca, por todas las formas, avanzar. El sendero que sigue, como el de la montaña, tiene curvas, ascensos, declives, abismos, peligros, pero también recompensas. 

La unidad nacional es el motor para sortear dificultades y concretar metas. Imputs, como la reducción arancelaria beneficia no solo a seis mil empresas sino a todo un país, porque genera empleo y contribuciones impositivas al erario nacional. 

Amenazas de pequeños grupos y desaprensivos desmarques políticos para camuflar una imagen que ya ha sido jugada, no son sino pinchazos que pretenden disminuir el paso del pelotón que, a buen ritmo, va a la caza de los que se han escapado, para llegar al final del puerto de montaña y ser dignos merecedores del podio.

Un Ecuador que camina no puede menos que emular a sus homólogos en la necesidad de exigir el uso ciudadano de un pasaporte sanitario para todas las actividades púiblicas y privadas. Hacerlo abonará en favor de la masiva vacunación que requerimos, evitará contagios y muertes. Apresurar la consulta popular para redefinir temas y enfilar hacia la corrección ética y moral de un estado roto a pedazos en manos de aprovechadores e ilusionistas, es dar continuidad al esfuerzo. (O)

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