A los 28 años encontró a su hijo

Policiales, Seguridad

Narcisa volvió a  abrazar a suprimer hijo a los 28 años. (Foto El Heraldo)

Sus oraciones tuvieron respuesta. Pasaron 28 años para que Narcisa Mantilla encontrara a su hijo. Cuando su primogénito tenía seis años se divorció de su conviviente por los constantes maltratos y como no podía tener a su hijo en Quito lo dejó en Baños con su madre.

Lo iba a visitar de manera permanente, hasta que en un momento ocurrió lo inexplicable. Se perdió. Ahí comenzó la tortura para Narcisa. Lo buscó por todo lugar, nadie le daba respuesta de su niño.

Tuvo otro hogar donde procreó cuatro hijos, pero ninguno llenó el vacío de Vinicio Marcelo que ahora tiene 34 años de edad. “Mi hija Gisela siempre me animó a seguir buscando, hasta que lo encontramos”, dijo emocionada.

En la sala de conferencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC) se hizo la presentación formal del encuentro entre madre e hijo y hermanos. A las 10:00 horas  el coronel Rommel Navarrete, jefe de la Subzona de Tungurahua, informó sobre el trabajo ejecutado por  parte de los investigadores de la Unidad de Desaparecidos de la Dinased.

El capitán Diego Villalba, jefe de la Dinased, mencionó que la denuncia les llegó en el 2016 y desde ese momento y con la poca información buscaron de manera incansable.

El cabo primero Miguel Carrillo estuvo a cargo del caso y aseguró que pese a lo complicado de la investigación,  porque no tenían ningún rastro, lograron ubicarlo a los dos años de haber  activado la búsqueda.

Vinicio Marcelo contó que aquella vez que desapareció, fue porque corrió detrás de su mamá.  “Ya no quería estar sin mi mamá y corrí hasta la terminal en Baños, me subí a un bus y al no verla me quedé dormido y desperté en Riobamba. Desde esa fecha pasé en diferentes casas hogares, hasta que a los 17 años  me trasladaron a Ambato. Trabajé y estudié. Lloraba mucho porque creía que mi madre me había olvidado”, dijo.

El reencuentro ocurrió la tarde del miércoles 12. Vinicio Marcelo y Narcisa vivían cerca, pero ninguno lo supo hasta el día que los agentes de la Dinased lograron juntarlos.

“No pierdan la fe. Dios escucha nuestras oraciones. Esperé 28 años para volverá abrazar a mi hijo”, agregó Narcisa. (I)

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