¿La nueva pandemia se expande?

Columnistas, Opinión

Durante la pandemia de COVID-19 la humanidad experimentó algo que hacía décadas no vivíamos de manera colectiva. Momentos de pérdidas humanas dolorosas, tristeza profunda, miedo persistente durante el confinamiento… Encierro, soledad, crisis de ansiedad y un futuro incierto. Una mezcla de emociones que dejó cicatrices invisibles y cambió la forma en que nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos.

Después, llegaron las vacunas. Para muchos, un rayo de esperanza. Para otros, un motivo de duda y certeza a la vez, sobre la cruel manera en la que encuentran para dominar a la humanidad. Millones acudieron confiados a la ciencia para recuperar la sensación de seguridad que la pandemia les había arrebatado. Y aunque se cree que las vacunas redujeron enormemente las muertes y complicaciones graves, esto conllevo a debates serios con investigaciones reales que intensificaron la desconfianza en las instituciones ya frágiles y en el sistema de salud mundial.

Hoy, años después, seguimos escuchando sobre efectos secundarios, secuelas del COVID prolongado y nuevas variantes que aparecen casi como capítulos adicionales de una serie que nadie pidió seguir viendo. La sensación colectiva de vulnerabilidad permanece, aunque intentemos ignorarla.

Y ahora, otra alarma mundial aparece en los titulares: el “subclado K del virus A (H3N2)”, una variante de influenza que se está expandiendo en países como el Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Esta nueva versión del virus, con mutaciones clave en la proteína hemaglutinina (HA), ha modificado su antigenicidad y presenta un mayor potencial de transmisión, según expertos.

¿Nuevo virus, nuevos miedos?
¿Nuevos miedos, más control?
¿Más control, más dominio?

La pregunta final es inevitable:

¿Realmente estamos ante una amenaza sanitaria nueva… o ante la misma historia de siempre, solo que con un título diferente para mantenernos mirando la pantalla mientras unos pocos mueven las cuerdas detrás del telón? (O)

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