El Seguro Inseguro / Guillermo Tapia Nicola
Una secuencia de frustraciones golpea a los ecuatorianos en estos últimos días y meses, cada vez que las referencias del periodismo investigativo y de los mensajes en las redes sociales nos dejan saber sobre la situación de los “Seguros”.
No de todos. Sino de dos: el IESS y SUCRE. Juntos nuevamente en la palestra, aunque parezca una ficción de la historia que nos retrotrae en el tiempo.
El primero, arrastra una tara en la integración de su directorio, de suerte que -según se afirma- hace doce años no se ha realizado la renovación total de sus integrantes, tanto que las representaciones de trabajadores y jubilados, de los empresarios y del ejecutivo no han funcionado como debían y, han soportado un lapso de irregular e incompleta constitución y operatividad.
Esta situación ha impactado directamente en la toma de decisiones y en el manejo indiscriminado e imprudente de recursos de los afiliados del IESS, más conocido como “seguro social”, con impactos preocupantes en fondos destinados al pago de pensiones jubilares, prestación médica, disponibilidad de fármacos en hospitales y dispensarios, sobre todo para atender dolencias de pacientes con enfermedades catastróficas, e inversiones cuestionadas, entre varias otras de las deficiencias identificadas en los últimos años.
En el segundo, se conoce que el presidente de la República, ha firmado el Decreto Ejecutivo 82 en el que ordena a los integrantes del directorio de la CFN iniciar con la liquidación voluntaria de Seguros Sucre.
Las razones, se ubican en señalar fuertemente la preocupación que se mantiene respecto del manejo de la entidad aseguradora -convertida desde el gobierno correísta- en la receptora única de todos los contratos de aseguramiento de los entes y fondos públicos. Y esa condición preferencial, encaminada a afectar a sus congéneres, no tendría mayor relevancia si no estuviere de por medio una inconsistencia en el reaseguramiento, de forma tal que -según afirman los entendidos- los contratos suscritos por Seguros Sucre con los entes oficiales ecuatorianos no alcanzarían a cubrir, por si mismos, la totalidad de los montos asegurados en una eventual siniestralidad, porque nunca llegaron a concretar mecanismos de reaseguros con otros entes independientes y vigentes que laboran en el ramo, tanto nacional como internacionalmente.
En lo dicho, lo más seguro es que nos sintamos inseguros con el desempeño de estos «prestadores» y expresemos preocupación e inconformidad con sus actuaciones, porque se tratan de recursos, privados y públicos, que están en juego y merecen ser salvaguardados y administrados con absoluta pulcritud, honestidad y respeto.
Es de esperar que el gobierno nacional ajuste aún mas las riendas de la administración y sus decisiones, incluida aquella de liquidación, abonen en favor de reivindicar a entes públicos y, privados con finalidad social, en el cumplimiento de sus deberes para con los ecuatorianos. (O)