LA odisea de la educación virtual / Mg. Aracely Silva Cadmen

Columnistas, Opinión


Para niños y adolescentes, estar conectados es sinónimo de socializar o divertirse. El uso de Internet para fines educativos no constituye la motivación principal ni la inclinación espontánea, causando gran impacto en el marco actual de la pandemia y la masificación de la educación virtual. A pesar de esta situación, el trabajo conjunto de padres de familia, docentes y dicentes se ha convertido en un reto, debido a que no todos pueden acceder a ayudas tecnológicas y mucho menos internet, provocando un problema realmente crítico, al  no cumplir con el derecho a la educación de los niños y jóvenes debido a causas económicas, enmarcándose que sólo los que cuenten con tecnología podrán desarrollar su año lectivo.

Por ello la odisea de estudiar en casa en plena pandemia puede continuar de manera más o menos normal para los estudiantes,  si antes no se agota su paciencia y  se llenan de frustración cuando se les presenta problemas tecnológicos de conectividad difíciles de solucionar y los casos extremos como la falta de equipos tecnológicos para poder cumplir con sus estudios.  La educación virtual se ha convertido en un reto, para los padres de familia quienes deben organizar sus horarios y actividades para poder ser un soporte en la educación de sus hijos. El problema que se observa a diario  en las clases virtuales es que, ni los docentes más experimentados pueden saber si un alumno está verdaderamente atento, pues tendrán más distractores lo que dificulta un desarrollo normal de las actividades.

 Cuando estamos conectados, las distracciones no sólo están a la mano; de hecho, nos invaden, incluso cuando nos empeñamos en evitarlas, causando que el trabajo sea más complicado.  Lastimosamente en nuestro medio y debido a las diversas situaciones por las que se atraviesa, los padres buscan actividades adicionales para complementar los gastos, y ahora se suma uno más, el  internet y equipos tecnológicos. El apoyar de una manera más constante y práctica puede ser la solución en este proceso de educación virtual,  inculcando responsabilidad para desarrollar capacidades de atención voluntaria. Fomentar su confianza para que puedan expresar a sus maestros dificultades en el caso de que no entiendan algún contenido así refuerza y no se quedan lagunas para temas posteriores. Tratar de que el lugar en donde reciba las clases posea iluminación natural y libre de distractores. Recordemos nuestros hijos necesitan de apoyo para superar esta situación que para ellos es  realmente muy complicada.

 La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón. (O)


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