El regalo de ser madre / Mirian Delgado Palma
Ser madre es un regalo divino en la obra excelsa de la creación, y a este don maravilloso el Señor la glorificó con las esencias más exquisitas del alma a fin de que su corazón sea un cofre de oro en el cual guarde las virtudes espirituales y su existencia sea un manual de sabiduría que orienten sus pasos, y su presencia sea el ángel del hogar, en su condición de esposa y madre.
Su labor lo reedifica en el altar de su morada en el que cotidianamente le invoca al Creador las virtudes de: amor, paciencia y fortaleza; en busca de la irradiación divina que despeje el camino y los pensamientos frágiles de su descendencia. Su compromiso ineludible es el gobierno de su familia y su gloria las emociones de su espíritu durante la formación integra de sus vástagos.
Su bendecida morada está aromatizado con las fragancias que emanan de la humanidad de una madre: sublime, tierna, confidente, amiga, maestra, médico; complementada con su espíritu de religiosidad y de sensibilidad cristiana, en cumplimiento de la Ley Divina.
Las horas de labor que dedica la madre a su familia no le acreditan fatiga, cansancio; no decretan principio y fin de la jornada; por el contrario, se traduce en la energía divina para edificar la gran obra humana que Dios depositó en sus manos en la ardua y delicada tarea de la formación de sus hijos/as. El tiempo dedicado al hogar es el tiempo de Dios, al que no se puede renunciar, pese al pasar de los años que le van restando energía corporal, porque que la obra maternal llegará a su fin cuando su corazón deje de palpitar.
El regalo preciado que Dios le dio a la Madre fue un corazón puro y noble para amar y perdonar; para prender la hoguera en tiempos de crudos inviernos; para ser luz que caen como haces del cielo para disipar las penumbras de la vida; para ser voz del evangelio en la palabra silenciosa que nace de Dios; para alegrar las tristezas del alma con el murmullo de su voz angelical; para ser brújula en el rumbo de la vida; y, primordialmente, para modelar la mente y el corazón de su prole que ayude a construir un mundo de paz, amor y felicidad.
La madre es el misterio de la creación divina, es el encanto del hogar, es el inmenso mar que reverdece las semillas de la prolongación de su ser, es el rocío del alba que recorren los surcos de sus mejillas dando vida y lozanía a las rosas de su jardín. Es la llovizna pura y cristalina, como pura y cristalina es la conciencia de la madre.
En fin, la Madre es el milagro de la obra perfecta del Creador que no se cansa de evocar al cielo su protección paternal y retornan en maravillosos nueves de bendiciones para cada uno de sus hijos y el tejido familiar.
A todas las Madres del mundo, que su proyecto de vida sea construido con la protección maternal de la Virgencita María, Madre de Dios y de los hombres; modelo de sabiduría, perdón, amor, fraternidad y humildad.