19 binomios: el circo de la democracia/ Juan Diego Valdivieso Rowland

Columnistas, Opinión

El plazo para celebrar elecciones primarias dentro de las diferentes organizaciones políticas concluyó el domingo 23 de agosto de 2020. El proceso electoral aún no concluye, ya que el organismo electoral debe aún aprobar estas precandidaturas. Se presentaron 19 binomios para presidente y vicepresidente. Para un país de poco más de 17 millones de habitantes, el hecho de presentar tantos precandidatos es escandaloso.

Hay precandidatos presidenciales de todas las tendencias políticas; orígenes; historia; e intencionalidad. Lamentablemente la cultura política del Ecuador no tiene memoria y eso hace que ni las organizaciones políticas, ni los ciudadanos comunes, recuerden lo sucedido en los últimos 13 años de historia política reciente: el correísmo y el morenismo, que es más de lo mismo.

En una época en que la crisis económica causada por el frenazo del coronavirus nos debería obligar a la sociedad a ser más consciente, mesurada y responsable, parece que ocurre lo contrario. Hay un exceso de precandidatos; de organizaciones políticas; de egos camuflados; de vanidad; y de ganas de tener inmunidad judicial mientras son candidatos y se decide su suerte electoral y judicial, entre tantas otras cosas.

Los ecuatorianos incluso utilizan en redes sociales el #VotenPorMi, para burlarse ante tantos precandidatos presidenciales. Otro hecho lamentable es la presencia de apenas nueve mujeres (de 38 precandidatos) en las listas. ¿Dónde queda la equidad de género y la igualdad de oportunidades? Parece que no hemos aprendido nada como sociedad, ante una inequidad tan grande para las mujeres, así como por la gran cantidad de pretendientes para suceder a Lenín Moreno.

Algo positivo es que algunos candidatos han propuesto no recibir los USD 43 millones del Fondo de Promoción Electoral, que, en esta grave crisis económica, suena a mucho dinero “desperdiciado”, que bien podría servir para cancelar los salarios atrasados de los maestros, médicos, policías y funcionarios públicos en general. También para saldar las cuentas con los municipios, prefecturas y juntas parroquiales.


¡Cuánto nos falta por madurar nuestra cultura política! (O)

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