Ofrecimientos de un Día / Washington Montaño

Columnistas, Opinión

 

No cabe ya ninguna duda sobre “todo lo que se aprende es a fuerza de estar tanto tiempo juntos”, es una verdad insoslayable e irrefutable. Y este aprendizaje no hace diferencias entre lo bueno o lo malo; simplemente se aprende, se imita, se copia.

Aprendieron a decir cosas bonitas, nunca antes escuchadas, lisonjas, verbo y sustantivo conjugados en todos los tiempos: así era, así somos, así seremos; con una seguridad matadora, arrasadora, fecunda que pronto, pronto, copaba toda oficina pública. El plus ultra, es nada comparado con el omnipotente ofrecimiento de hacerlo y si eso no bastaba, allí echaban a rodar una que otra palabrota; lo que configuraba al ser político, mandón, machazo, el plu, plu, plu de todos los tiempos.

Qué frustración más grande, saber que tras de todo, había mano negra, como la de Chevrón, que la corrupción caminaba cual sombra, junto a todo funcionario; no se salva nadie, todos están enrostrados, señalados, enlodados, marcados, mancharon por generaciones a su familia, a la nuestra, a la del país.

Sin ningún miramiento, sin vergüenza, allí están, siguen campantes ya dos años en el gobierno y no se ven proyectos propios, ni obras. Estaba muy bien que se justificaran, tras “la peor de las tragedias sufrida por el pueblo” pero ya ha transcurrido un buen tiempo, han mejorado los precios del petróleo, existe una buena recaudación tributaria, se han eliminado ministerios, embajadas y consulados; plazas de trabajo, contrataciones de personal y en los últimos tiempos elevar el valor de la gasolina y provocar el consumo de un combustible barato, nefasto para los motores y el ambiente. Es decir, han hecho todo lo que los ministros dijeron que era para mejorar la economía nacional.

Aprendieron a dorar la pildorita, a decir las cosas que quiere escuchar el común de los mortales, como subir las pensiones de los desocupados, para crear mayor dependencia y asegurar votos rurales y suburbanos; vivienda digna, mayores fuentes de empleo, combate a la corrupción, fortalecimiento de la institucionalidad nacional, regreso de la libre asociación y recuperación de las libertades sociales.

Se ofreció recuperar el dinero mal habido, el de la corrupción, de los paraísos fiscales, que suman miles de millones de dólares y todos son proyectos. Los que hablaron en un tiempo de elefantes blancos en la salud, la educación, la vialidad, vivienda y trabajo, aún no se arriesgan a construir uno. Los que hablaron de la dignidad de los trabajadores, aún no reconocen su derecho a la jubilación legal y digna. Varios estudiantes de bachillerato no lograron ingresar a la educación superior gratuita; en los hospitales algunas medicinas no existen; en las unidades educativas faltan docentes, infraestructura y mobiliario.

Y el tiempo sigue su inexorable camino hacia las próximas elecciones y con seguridad, conocidos políticos seguirán eligiéndose porque ofrecerán linduras y ricuras. (O)

 

 

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