Lo que Serrano no dijo / Mario F. Barona

Columnistas, Editorial

Tras la destitución de José Serrano a la presidencia de la Asamblea Nacional AN lo que cabe analizar son dos escenarios fundamentales en su comparecencia. El primero, su reacción iracunda cuando mencionó que durante su vida pública ha dedicado tiempo y esfuerzo a combatir la corrupción y que eso le habría restado estar más con su familia, esposa e hijos. Al hacerlo, evidenciaba fuego en su mirada a la vez que los brazos no dejaban de contonear eufóricos su ira como reafirmando con ademanes de impotencia lo que de antemano ya sabía: su segura destitución. En general su expresión fue muy molesta, como queriendo hacer notar que en verdad es injusto lo que le sucede.

Pero eso fue parte del show correísta, y Serrano, como no podía ser de otra forma, aprendió muy bien la lección, misma que consiste en lo siguiente: Hasta el momento nadie, ni un solo acusado de corrupción durante el correísmo ha aceptado desde el inicio su culpa, -lo acaba de hacer Alecksey Mosquera, pero muy tarde y a conveniencia de rebaja de penas-. Glas con sentencia y un montón de gente con muy serias acusaciones de corrupción, pero ninguno ha tenido un poco de decencia y vergüenza para aceptar que cometió un error, de hecho todos, sin excepción, no solo declaran ser inocentes y perseguidos sino que además lo hacen con las típicas bravuconadas y amenazas de juicios, exactamente igual a Serrano. Conclusión: a pesar de estar embarrados hasta el cuello con podredumbre, insisten en verse como salvadores de la patria e inmaculados angelitos, y si por desgracia alguien los increpa, sacan las garras cual gato panza arriba.

El segundo escenario claramente evidenciado en la comparecencia de Serrano el viernes pasado en la AN fue que dijo todo y no dijo nada. Otra forma más de honrar al nefasto correísmo. En diez años ocultaron innumerables evidencias de corrupción y las taparon con la orden de no fiscalizar. Impunidad fue la consigna, y la siguieron a pie juntitas. Si alguna cloaca se destapaba por allí, había que desprestigiar y eliminar al denunciante (por lo general periodista) ¿cómo? mintiendo, diciendo verdades a medias o simplemente ignorando el tema hábilmente. Exactamente lo que hizo Serrano al no referirse y dar explicación detallada y concienzuda a los ecuatorianos respecto a los «acuerdos» a los que no habría querido adherirse Baca. Es simplemente, la forma de hacer política correísta: a Serrano no le dio la gana de explicarle al país el tema por el que precisamente fue destituido.

Hay más cosas que no dijo Serrano y que confirman su deuda de talla moral con el Ecuador. ¿Por qué lo llama «miserable» a Baca, a qué se refería con que «hay que bajarlo», por qué era «peligroso», cómo así tiene en su poder y sale a la luz recién ahora un supuesto informe original de Contraloría del 30S?; en fin, la Revolución Ciudadana tiene aún muchísimas explicaciones que darle al país. (O)

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