Las causas de la felicidad según Jung / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

 

 

Uno de los más destacados personajes en el campo de la psicología humana, sin duda ha sido Carl Jung. Este psiquiatra y psicoterapeuta suizo nace el 26 de julio de 1875 y muere el 6 de junio de 1961, fue discípulo de Freud y fundador la Psicología Analítica; sus trabajos siguen influyendo enormemente en el pensamiento actual.

 

En su biografía se cuenta que en 1960 ante la pregunta de un periodista sobre “¿cuáles cree que sean los principales factores que contribuyen a la felicidad de la mente humana?”, él responde que “en la tradición del budismo Zen, todos los factores que generalmente se asume que pueden contribuir a la felicidad pueden, bajo ciertas circunstancias, producir lo contrario. No importa qué tan ideal sea tu situación, no necesariamente garantiza la felicidad”.

 

Agregando que “entre más se busca deliberadamente la felicidad, más probabilidades hay de no encontrarla”. En otras palabras, buscar la felicidad no tendría mayor sentido, es una abstracción y una fantasía.

 

Por ello Jung apunta a que se pueda buscar más bien las causas de la felicidad, sin tener que hipotecar nada a cambio. De ahí surgen cinco aspectos fundamentales:

 

  1. Buena salud física y mental.
  2. Buenas relaciones personales y de intimidad, tales como las de la pareja, la familia y las amistades.
  3. La facultad para percibir la belleza en el arte y en la naturaleza
  4. Razonables estándares de vida y trabajo satisfactorio
  5. Una visión filosófica o religiosa que permita lidiar de manera satisfactoria con las vicisitudes de la vida

 

Acotando que, sin salud es difícil disfrutar de los otros puntos. El segundo punto es sustento del primero, ya que una vida sin intimidad, sin una sexualidad plena y con relaciones afectivas hace que sea prácticamente imposible no sólo tener salud mental, también salud física (hoy sabemos que la soledad desgasta notablemente la salud física).

 

El tercero es el placer, el regocijo que se acentúa cuando se tienen los dos primeros factores. Se puede tener un entrenamiento artístico pero también es posible solamente tener una disposición para apreciar la belleza de la naturaleza. El arte y la contemplación estética pueden servir también como una conexión similar a la que provee la religión, una comunión.

El cuarto punto sustenta en cierta forma los dos primeros, pero no es una condición sine qua non para que se pueda conseguir salud y amor.

 

El quinto punto es el comodín en el ensamble, pues a falta de otros factores en la lista, una visión filosófica o religiosa permiten al menos hipotéticamente, trascender el sufrimiento que causa la enfermedad o la soledad.

 

Especialmente si la filosofía va acompañada de una ética y coherencia de vida, brinda una estructura adecuada para ver más allá de las vicisitudes de la existencia. Mientras que es imposible controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar en mayor o menor medida la forma en la que asimilamos aquello que nos sucede. (O)

 

 

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