La chuspa la llevan los indios / Pedro Reino

Columnistas, Opinión
  • Hagamos un pequeño ejercicio de dialectología quichua para lo cual tomo como referencia el libro editado en Salta, al norte de Argentina, titulado El Mensaje de Chuscha (Editorial Pluma Mágica, 2013), de la escritora María Fernanda Rossi. Se trata de una novela contextualizada en el lenguaje regional, con un soporte histórico de la época de la expansión inca hacia el Sur. Haré relación a palabras que nos suenan conocidas en nuestra zona centroandina ecuatoriana.
    “Chuspa.- Bolsa o zurrón de lana para llevar hojas de coca, maíz y carne seca o charqui. Prenda usualmente masculina que pendía de una tira que descendía en diagonal desde el hombro izquierdo a la cintura del costado derecho”.  Si contrastamos este objeto con el de uso en ciertas etnias andinas, acá se usaba la “shigra”, hecha también en lana, pero ancestralmente en cabuya de colores. La prenda primorosamente decorada y tejida a mano, la llevan a la espalda, básicamente las mujeres, para transportar, a manera de cartera, cosas de comida y variados objetos.
    La palabra “chuspa” la tenemos como tabú en el mundo indígena y en el mestizo, porque alude al órgano sexual femenino. La chuspa es la vulva. Miren en cambio, y tomando el mismo sentido sexual que esta  palabra “shigra” tiene para referirse al escroto, o bolsita donde se alojan los testículos. El shigroso centroandino tiene equivalente en el “boludo” argentino. Chuspa y shigra sirven por igual para los mismos designativos en animales. En este caso y contrastivamente digamos que mientras la “chuspa” la llevan los varones, la “shigra” la cargan las mujeres.
    En el mundo mestizo, la “chuspa” la usan en Ecuador y Colombia para referirse al objeto que sirve para colar el café, el que llaman “pasado”. También hay el sentido genérico de bolsa, pero viene a ser una vulgarización del sentido original y mayormente específico.
    En el libro argentino habrán notado el uso de una palabra también conocida por nosotros: “charqui”. Se refiere a un uso cultural de disecar y ahumar la carne para consumirla progresivamente. Sin embargo, el “charqui” peruano y chileno es muy singular, porque mediante procesos de salamiento se mantienen largos períodos sin que la carne se dañe. Como viajeros en autobús por los desiertos peruanos y chilenos, hemos visto que es usual que vendedores ambulantes ofrezcan “charqui” de caballo a los viajeros. A mí me supieron a pescado disecado. Pero hablando de dialectología aborigen, entre nosotros es más usual oír “tsarqui” en vez de “charqui”. Un tsarqui nuestro es un anoréxico, un flaco en extremo por la mala vida en la alimentación. De igual modo, los animales mal alimentados quedan tsarquis. Esta sustitución de /ch/ por /ts/ que en algunos casos escriben con /tz/, puede provenir de dos causas: por error en la escritura, o por readaptación fonética en el caso de haber sido tomado como original la pronunciación con /ch/. Recuérdese que /ts/ es un fonema quitu-pantsaleo.
    Una palabra que me parece extraña en nuestro medio es la “ñañaca”. La usan las mujeres de Otavalo y algunos otros lados de Imbabura. Según la autora, es de uso femenino, y se refiere a “una tela tejida de una sola pieza usada a modo de mantilla para cubrir la cabeza”. En Tungurahua las mujeres usan sombrero. Escasamente se ha visto en mujeres salasacas cubrirse con telas, pero no se registra como de su uso cultural.
    Es muy de nuestro medio haber oído que el calzado en indígenas se llamaba “ushutas u oshotas”. La propia autora dice que registra como variantes, (debe ser escritas) uyuta, ulluta. Eran unas sandalias de cuero. De todos modos, el uso de variables, indica expansión readaptada del vocablo.
     (O)

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