Educación para la producción / Lic. Mario Mora Nieto

Columnistas, Opinión

 

La educación renovada de cada época debe crear condiciones para que el ser humano se sitúe satisfactoriamente en un mundo impregnado de procesos de comunicación masiva y de acelerados cambios tecnológicos que influyen, en uno u otro caso, en las no menos aceleradas transformaciones sociales y también en el actuar eficiente, consciente y responsable.

 

Esta educación renovada debe formar ciudadanos que actúen, que sea más partícipes que espectadores, pero que lo sean de manera diligente y honesta. Necesitamos una educación que oriente los aprendizajes utilizando métodos de enseñanza activos. No más actitudes pasivas de mera imitación copia o recepción.

 

Y hacia allá se dirige la educación para la producción cuya orientación está encausada hacia la formación científica, técnica, productiva que asegura el desarrollo y enriquecimiento de las comunidades.

 

La educación para la producción está encaminada hacia la formación de profesionales que propician mano de obra calificada y crean fuentes de trabajo.

 

La posibilidad de desarrollo mediante la educación para la producción se hizo evidente después de la segunda guerra mundial, cuando países arrasados resurgieron de las cenizas y asumieron puestos de preminencia, en corto plazo, en el escenario mundial.

Tal es el caso de China, Japón, Alemania, entre otros.

 

La República Popular China, por ejemplo, después de nacer el uno de octubre de 1949, ha recorrido un trayecto de 69 años, poniendo énfasis para sus procesos de desarrollo en la educación y la cultura; particularmente en la educación para el desarrollo o educación técnica.

 

Si bien es cierto, China es uno de los países donde apareció más temprano la educación pública (1100 – 7700 a. c.), no es menos cierto que los mejores esfuerzos y el mayor aporte de los Gobiernos Chinos ha estado destinado a la educación técnica, la investigación científica y la cultura.

 

El factor principal de recuperación y progreso de esos países fue la educación, pero la educación para la producción, la educación técnica en sus diversas especializaciones, centrada en la preparación científica y técnico-profesional de los educandos.

 

Actualmente, casi todos los países están convencidos de que las inversiones en una educación adecuada a las necesidades nacionales, son también inversiones productivas que contribuyen a la prosperidad de los pueblos. (O)

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