Dos grandes mujeres de la historia / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Esta semana hemos vuelto a celebrar el Día Internacional de la Mujer y en honor a ellas, traemos a nuestra memoria, dos grandes personajes de la historia de la humanidad: Marie Curié y Helena P. Blavatsky, quienes vivieron en las postrimerías del siglo XIX.

La primera de ellas, fue una muy notable física y química que nació en Varsovia – Polonia el 7 de noviembre de 1867 y murió en Francia en 1934. 

Estudió clandestinamente en la «universidad flotante» de Varsovia y comenzó su formación científica en dicha ciudad, posteriormente iría a París para culminar sus estudios y llevar a cabo sus trabajos científicos más sobresalientes.

Aunque recibió la ciudadanía francesa nunca perdió el vínculo con su tierra natal y por ello llamó Polonio al primer elemento químico que descubrió. Pionera en el campo de la radiactividad, acuñó el término al descubrir el elemento químico Radio.

En 1903 compartió el premio Nobel de Física con su marido Pierre Curie y el físico Henri Becquerel, quien fuera su supervisor en la Sorbona de París. Posteriormente ganaría en solitario el premio Nobel de Química en el año de 1911. Siendo la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades y la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en dicha universidad.

Sus logros fueron enormes. Murió a los 66 años, por una anemia causada por la exposición a la radiación.

La otra gran dama se llamó Helena Petrovna Blavatsky, a quien la historia la recordaría como HPB. Nació en Ekaterinoslav – Rusia, en la medianoche del 30 al 31 de julio de 1831.

De noble familia, fue bautizada según los ritos de la Iglesia ortodoxa rusa y recibió la educación propia de una dama de la nobleza de la época.

A los dieciséis años pese a sus protestas, la desposaron con Nicéforo Blavatsky un anciano de 77 años, por lo que tres meses después escapó de palacio para emprender sus viajes durante varios años y volver a Rusia sólo cuando su matrimonio fuese legalmente nulo.

A pesar de su frágil salud fue una viajera incansable en su afán de recopilar el conocimiento universal donde éste se encontrase. De ahí que la vemos recorrer todos los continentes. De carácter irascible, poseía el “don de lenguas antiguas” lo cual le permitió leer jeroglíficos egipcios, sánscrito, griego, latín y otras al tiempo ya “muertas”.

Escribió una enorme cantidad de artículos, casi siempre con seudónimo, llenando las páginas de los principales periódicos de la época.

En 1875 junto a H.S. Olcott, funda en New York la Sociedad Teosófica, la cual se extendió rápidamente por todo el globo.

Fue llamada “la mujer más sabia de su tiempo”. Su misión fue escribir la monumental obra: La Doctrina Secreta. También escribió “La Voz del Silencio”, “Isis sin velo” y el “Glosario Teosófico”.

Mantuvo un ritmo de trabajo impresionante por lo que su figura se volvió mítica. Muere el 8 de mayo de 1879. (O)

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