Periodismo en época de crisis / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión



Hacer periodismo nunca ha sido fácil. Todas las épocas han tenido su complejidad, pero los retos tradicionales parecen pocos, de cara a las profundas transformaciones que experimenta la sociedad actual. Los principales desafíos confluyen en la crisis económica, social, política,… y en el uso de las redes sociales, cuya extremada inmediatez sacrifica la integridad del contenido. Vuelve a repetirse la conocida frase: “no afrontamos una época de cambios, sino un cambio de época”. 

Hasta el siglo XV, la única forma de conocer noticias era la reproducción de copias manuscritas realizadas por monjes. La imprenta de Gutenberg marcó el inicio de un nueva era. El siglo XX trajo consigo la electricidad y con ella la apertura de expectativas sin precedentes. En este ambiente apareció la radio y rápidamente se convirtió en un poderoso medio de comunicación de masas. Al principio, radio y prensa se miraron se miraron con recelo, pero no tardaron en integrase. Más tarde, la TV presentó nuevos desafíos, pero al final los tres medios han logrado coexistir pacíficamente. 

En la actualidad, las bases de la comunicación social están profundamente conmovidas: no es posible predecir hasta cuándo estará vigente el uso de papel o cuánto tiempo más la existirán radio y televisión en el actual formato. Mas, hay algo que está muy claro: el periodismo riguroso, profesional, honesto, transparente y fiable es más necesario que nunca. 

Las redes sociales dan vida a un modelo de sobreexposición informativa y de fácil manipulación de la opinión pública. La mayoría de usuarios reenvía mensajes, haciendo fuerza para viralizarlos, poco importa verificar fuentes, fechas, lugares, veracidad, contraste, etc. Aparecen y desaparecen con rapidez interpretaciones apasionadas y poco objetivas de los hechos. Los perfiles, verdaderos y falsos en la red, terminan imponiendo la información que todos ven y comentan. Entre millones de “reporteros”, “camarógrafos”, “editorialistas”,… espontáneos e improvisados, está naciendo la dictadura de la “página vista”, una nueva forma de poder, que esconde una falsa apariencia de libertad, controlada por nuevos actores. 

El periodismo valeroso, libre, independiente, objetivo y sin intereses ajenos a su profesión está forzado a sostener los principios de veracidad, esclarecimiento e investigación, que nunca han dejado de tener vigencia dentro de actual sociedad digitalizada. (O)

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