Teoría y práctica educativa

Columnistas, Opinión

El modelo educativo del Ecuador se basa en un enfoque constructivista que busca mejorar la calidad de la educación a través de la transformación social. Se centra en la participación activa de los estudiantes, el desarrollo del pensamiento crítico y la resolución de problemas, con un enfoque en aprendizajes significativos y contextualizados. (Modelo Educativo Nacional: Hacia la transformación educativa. 2023).

La educación ecuatoriana ha cambiado mucho; esta perspectiva tiene los docentes acerca de la realidad del sistema educativo de nuestro país. Los cambios van desde la aplicación de estándares de calidad educativa, hasta el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes en situaciones concretas. Esto es lo que dice la teoría, pero si pensamos que, de nuestra vida, pasamos más de 18 años en las aulas, que es el lugar en dónde se transforma la teoría en práctica, por lo que vale preguntarse: ¿por qué no tenemos las competencias necesarias para ser los mejores?, ¿En dónde se desvinculan la teoría y práctica educativa?, ¿Es verdad que la educación conductista era más eficiente que la actual? Son posiblemente, las preguntas que se elaboran cuando observamos que nuestros hijos y nietos no cuentan con las destrezas educativas para ser, saber, hacer y emprender.

La relación entre la teoría y la práctica educativa es fundamental para el desarrollo de una educación efectiva. La teoría proporciona el marco conceptual y los principios que guían la comprensión de la enseñanza y el aprendizaje, mientras que la práctica es la aplicación de esos conocimientos en situaciones reales. Ambas son interdependientes y se enriquecen mutuamente, ya que la práctica informa y valida la teoría, y la teoría proporciona un contexto y una guía para la práctica. 

En teoría, el modelo educativo, se fundamenta en ocho pilares: Educación flexible, ecléctica e interdisciplinaria; Contextualización y pertinencia cultural; Escuelas inclusivas, seguras y saludables; Educación para el desarrollo sostenible; Pertinencia en la formación del personal educativo; Plan de vida y orientación vocacional de los estudiantes; Ciudadanía digital; y, Corresponsabilidad frente a la libertad y autonomía. Todo esto, está escrito, descrito y validado desde la perspectiva educativa científica. 

En la práctica, se aspira que el modelo educativo cambie las interrelaciones de los actores del sistema educativo, forme, involucre y de sentido al paradigma de la educación con una planificación que desarrolle la teoría en situaciones reales, evalúe los resultados, aprenda de los errores y ajuste la estrategia sobre la marcha. La práctica constante y la reflexión sobre la experiencia son clave para transformar el conocimiento teórico en habilidades prácticas efectivas. En este contexto, la comunidad educativa responde según sus roles. Los docentes y estudiantes participan del proceso de enseñanza-aprendizaje, y los directivos, desde la gestión escolar. Las familias tienen corresponsabilidad legal y la comunidad debe exigir una formación educativa en niveles de calidad a las instituciones educativas de su entorno. 

Refrán popular: “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Llevamos más de tres décadas en la implementación del modelo educativo y estamos con una educación más teórica que práctica. (O)

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