Tensión en el conflicto Israel-Irán

Columnistas, Opinión

El conflicto entre Israel e Irán es una de las tensiones geopolíticas más complejas y peligrosas del Medio Oriente. Sus raíces se hunden en diferencias ideológicas, religiosas y estratégicas, exacerbadas por la lucha por la hegemonía regional. Irán, con su régimen teocrático chiíta, busca expandir su influencia a través de aliados como Hezbolá en Líbano, milicias en Irak y los hutíes en Yemen. Israel, por su parte, percibe a Irán como una amenaza existencial, principalmente por su programa nuclear y su retórica antiisraelí.

El punto de fricción más crítico es el programa nuclear iraní. Israel, respaldado por Estados Unidos, teme que Irán desarrolle armas nucleares, lo que alteraría el equilibrio de poder en la región. Desde el colapso del acuerdo nuclear de 2015, Irán ha acelerado su enriquecimiento de uranio, mientras Israel ha intensificado operaciones encubiertas, como sabotajes a instalaciones nucleares y asesinatos de científicos iraníes. Estos actos, aunque no siempre reconocidos oficialmente, han elevado la hostilidad.

Otro frente es la guerra proxy. Irán financia y arma a grupos como Hezbolá, que opera desde Líbano y ha acumulado un arsenal de misiles capaz de alcanzar territorio israelí. Israel responde con frecuentes bombardeos a posiciones iraníes en Siria, buscando frenar la transferencia de armas. Este juego de desgaste, sin embargo, mantiene la región al borde del conflicto abierto.

La escalada reciente, con ataques directos como el bombardeo israelí al consulado iraní en Damasco en 2024, seguido de represalias con drones y misiles desde Irán, marca un punto de inflexión. Aunque ambas partes han evitado una guerra total, el riesgo de un error de cálculo es alto. La comunidad internacional, dividida, no ha logrado mediar eficazmente, mientras potencias como Estados Unidos y Rusia toman partido, complicando la desescalada.

La solución requiere diálogo, pero las posturas irreconciliables y la desconfianza mutua lo hacen improbable a corto plazo. Mientras tanto, la región permanece en vilo, con el potencial de un conflicto devastador que podría desestabilizar aún más el orden global. (O)

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