Solidaridad en tiempos de crisis / Fabricio Dávila Espinoza
La concepción del término solidaridad ha cambiado profundamente en estos últimos días. La crisis mundial a causa del nuevo coronavirus puso el mundo de cabeza de forma súbita, hasta demostrar lo frágiles que podemos ser en determinados acontecimientos globales.
Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información hacen que no sea necesario estar en el lugar para conocer los efectos devastadores que tienen algunos modelos económicos deshumanizados, vigentes en países pobres y que ahora también golpean a las potencias mundiales. Generalmente los gobiernos tienen dificultades para solucionar problemas de salud, educación, seguridad, alimentación,… Es complejo atender a los ciudadanos mientras viven. Pocas veces, salvo catástrofes o guerras, hay dificultades para atender a los ciudadanos que murieron.
Los desequilibrios sociales que está provocando la pandemia sólo pueden combatirse con solidaridad y autogestión de las comunidades más desfavorecidas. Afortunadamente, al mismo tiempo que aparecen actos de corrupción en medio de la emergencia sanitaria, también hay muestras de solidaridad que devuelven la esperanza de vivir en un mundo más justo. Cada día aparecen personas y comunidades que eligen dedicar su tiempo y recursos en acciones solidarias.
La situación actual que nos aterroriza debe general una nueva sociedad. Los gobiernos deben invertir más en salud pública y es urgente conocer propuestas conjuntas para reactivar la economía. La Unión Europea lleva varios días intentando ponerse de acuerdo, pero todavía no encuentra la fórmula. En América Latina las fronteras están cerradas, ningún mandatario se ha pronunciado para buscar medidas regionales, tampoco los organismos regionales lo han hecho.
Ante la falta de liderazgo, la actual crisis deberá generar iniciativas propias para replantear cada presupuesto, buscando priorizar gastos e inversiones en las familias, empresa y organizaciones. En momentos así es cuando más valor tiene la solidaridad y la mejor forma de ser ayudar es aprendiendo a destinar correctamente los recursos.
En época de bonanza económica, ser solidarios resulta más fácil, cuando la ofrenda no supone mayor sacrificio, cualquiera puede ser solidario, pero el compromiso auténtico y el verdadero servicio a los necesitados, se demuestra cuando las cosas no están bien y, a pesar de ello, seguimos esforzándonos para ayudar a los que están en peores condiciones que las nuestras. (O)