Reseteo mental

No emitiré juicio de valor sobre la gestión municipal de la actual alcaldesa de Ambato. Si existiere ineficiencia en su administración, serán los concejales y la ciudadanía quienes, con base en la falta de obras o servicios en sus barrios, deban evaluar y fiscalizar. En cuanto a supuestos actos de corrupción, corresponde a los entes de control investigarlos y determinar responsabilidades.
El lenguaje cumple una función esencial: representar la realidad. A través de él, las personas construyen, modifican o comunican su visión del mundo y de quienes lo habitan. Algunos lo hacen desde el respeto; sin embargo, otros olvidan ese principio, especialmente cuando se dirigen a figuras femeninas, con autoridad, y con raíces indígenas o rurales. En redes sociales y reuniones se han escuchado expresiones cargadas de prejuicio racial y discriminación como: “la señora del sombrero y de los anacos”, “la del poncho”, “india de mierda” “la madrina” o “váyase a gobernar a su pueblo”, entre otras. Hay que recordarles a las personas que promueven la división y estos estereotipos, que Ambato fue fundada oficialmente por los españoles, luego de que un fuerte terremoto destruyera un asentamiento anterior. Sin embargo, la región fue habitada mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos, por pueblos originarios como los Panzaleos y Quitus. En resumen, Ambato fue construida sobre una base cultural indígena precolombina, entonces no tiene lógica de “mandarlos” al páramo y a sus pueblitos.
Estas expresiones no son inocentes. Están ligadas a una historia de desigualdades de poder profundamente marcadas por factores étnicos y socioeconómicos. La lengua, muchas veces, se convierte en un vehículo eficaz para reproducir estereotipos. Estos se manifiestan en etiquetas, modismos, refranes, chistes y frases hechas que refuerzan imaginarios de exclusión.
Por ello, es urgente realizar un reseteo mental frente a los prejuicios racistas, especialmente hacia los pueblos indígenas y afrodescendientes. Este proceso implica desaprender ideas heredadas de estructuras históricas de dominación. Reconocer que estos estereotipos existen y que habitan en nuestras formas cotidianas de pensar y hablar es el primer paso. Luego, debemos informarnos, escuchar activamente a estos pueblos y conocer su historia desde su propia voz, no desde la visión colonial impuesta.
La empatía es clave: entender el dolor que causan los insultos racistas y cuestionar por qué ciertas vidas han sido sistemáticamente desvalorizadas. También debemos revisar nuestras propias actitudes, eliminar expresiones ofensivas y confrontar el racismo cuando lo presenciamos. Un verdadero reseteo mental va más allá del rechazo: requiere un compromiso activo con la equidad y la dignidad de todos los pueblos. Solo así podremos construir una sociedad realmente justa, inclusiva y diversa. (O)