Presidentes colegisladores 

Mientras unos jefes de los órganos ejecutivos pueden presentar proyectos de ley a los órganos legislativos y, además, vetar las leyes, otros no tienen competencias ni para lo uno ni para lo otro. El poderoso presidente Trump carece de facultades para presentar proyectos de ley, y su capacidad de veto se limita a la simple negativa. El inmortal presidente del gobierno español, Sánchez, que ha sobrevivido a tormentas eléctricas no tiene poderes para presentar proyectos de ley o para vetar las normas legislativas. Lo mismo ocurre con el halcón alemán Mertz, el todopoderoso canciller.

En los regímenes presidencialistas existe la posibilidad que los presidentes cuenten con competencias para presentar proyectos de leyes y para vetarlas. En los regímenes parlamentarios, como los de España y Alemania, no. Estados Unidos tiene un régimen presidencial, al igual que Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela y otros países latinoamericanos.

Lo interesante es que el presidente de Ecuador tiene más poder que el presidente de Estados Unidos, como colegislador. No sólo puede presentar, en forma exclusiva, proyectos en materias tributaria, de gasto público y división territorial, sino proyectos económicos y urgentes. Además, puede vetar las leyes por inconvenientes e inconstitucionales, parcial o totalmente. En los vetos parciales puede llegar a incorporar textos propios, como verdadero legislador. Algunas de estas competencias tienen otros presidentes como el de Colombia.

Si a este gran poder legislativo presidencial se suma una mayoría sólida en la Asamblea, resulta que el presidente de Estados Unidos se queda muy por debajo del presidente ecuatoriano, como legislador. Es insólito que el presidente más poderoso del mundo, con capacidad de movilizar ejércitos a escala mundial, no pueda presentar proyectos de ley y que sus vetos ni siquiera alcancen la fuerza del veto parcial constructivo, del que, en cambio, sí goza en el Ecuador el jefe de Estado y de Gobierno. (O)