MUERTE DE SIMON BOLIVAR

Columnistas

El Libertador SIMÓN BOLÍVAR,  murió el 17 de Diciembre de 1830 a los 47 años en la Quinta de San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia, víctima de una Tuberculosis, en medio de la desilusión por la desintegración de la Gran Colombia y su fracaso político, a pesar de sus inmensos logros en la independencia de América del Sur; sus últimas palabras reflejaron su deseo de unidad.

En horas de la noche del Viernes 17 de Diciembre de 1830 se realizó el traslado del cuerpo de Bolívar hasta la Casa de Aduanas ubicada en el centro de Santa Marta, allí fue expuesto en capilla ardiente hasta el día Lunes 20 de Diciembre, el cual estaba programado para realizar su entierro. Como parte de las expresiones de duelo destacan las numerosas cartas enviadas a manera de condolencias tanto por particulares como por entes gubernamentales, a su vez diversos honores militares se realizaron en lugares cercanos, como en la Fortaleza del Morro, donde por disposición oficial se dispararon salvas de cañón cada media hora y sin distingo del momento del día, desde la llegada de los restos hasta el momento del entierro tres días después.

En la parte final del procedimiento de preparación para el funeral destaca la anécdota relatada por el médico Alejandro Próspero Révérend en sus memorias, en la cual describe que debido a que no había nadie disponible en la casa para vestir el cuerpo de Bolívar, él mismo, quien lo atendió en toda su estancia en San Pedro Alejandrino, quien entabló una amistad con él, quien lo vio morir, quien le realizó la autopsia y quien lo embalsamó, ahora estaba en la obligación de vestirlo sólo, momento que él relata como muy doloroso, pero más doloroso aún fue el hecho de que entre las prendas que se le proporcionaron para ataviar el cuerpo de gala militar se encontraba una camisa rota, la cual generó indignación en el médico y alertó enfadado que si no se realizaba el cambio de ésta, él mismo daría una de las suyas.

La afluencia de una elevada cantidad de personas provenientes de los más diversos orígenes y clases sociales fue algo que marcó los funerales de Bolívar, al límite que el sitio en el cual estaba siendo expuesto su cuerpo no daba abasto ni de día ni de noche para acoger a la pletórica cantidad de público. Dentro de las personas que asistieron cobra especial interés uno de los amigos más íntimos de Bolívar, el general Daniel Florencio O’Leary, quien no pudo acompañarle en sus últimos días de vida ya que tuvo que separarse de él en Barranquilla, pese a tener como objetivo acompañarle en la mayor distancia posible hasta su partida al exilio, motivo por el cual fue informado del estado de gravedad del general cuando ya era demasiado tarde, no siendo su arribo a Santa Marta sino hasta el día Sábado 18 de Diciembre, un día después de la muerte del general.

Los despojos mortales se realizó en la Catedral Basílica de Santa Marta el 20 de Diciembre de 1830, pese a la última voluntad de Bolívar de ser enterrado en Venezuela, la situación política de la Gran Colombia hacía enormemente difícil la realización de los trámites burocráticos y diplomáticos necesarios para realizar el traslado a territorio venezolano, por lo que tras el limitado cumplimiento del protocolo militar para el traslado y honores funerarios de altos mandos debido a los limitados recursos económicos, Bolívar fue inhumado en la tumba de un panteón familiar cercano a la nave central de la catedral, cedida por la familia Díaz Granados. En un inicio sus restos no contaron con una lápida marcada, con el fin de evitar vandalismo y profanaciones.

Subió a los cielos de la gloria y está sentado a la diestra de Jesucristo y a la siniestra del Quijote.

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