Ministerio de Cultura en Tungurahua

Columnistas, Opinión

Es necesario para quién escribe, además de entregar temas educativos y amenos, entablar un texto familiar con ustedes queridos lectores que siguen esta columna semana tras semana, por lo que quiero compartirles una experiencia en primera persona.

Vía decreto ejecutivo, sin estudios técnicos ni consenso en el sector se había creado el Ministerio de Cultura del Ecuador en enero de 2007, la falta de planificación técnica tal vez fue el motivo de fondo del fracaso de esta secretaria de estado, casi un año después 2008, recibí la llamada del primer ministro,  el poeta negro Antonio Preciado me encontraba profundizando y muy ocupado en la planificación de levantar la biblioteca para el Ministerio de Turismo y el programa ESCNNA “Explotación Sexual Contra Niños y Adolescentes en Viajes y Turismo”.

En Ambato y Tungurahua no se habrían dado las condiciones para institucionalizar esta dirección desconcentrada sin pasar por el traumático proceso clientelar de la política, resulta que la entonces Alianza Pais estaba dividida en cuatro corrientes en disputa que solo buscaban repartición de cargos y recursos públicos.

El ministro, que era artista y lo es aún,  poeta sensible buscaba una salida técnica y desde el sector, mi persona venia ya para entonces con quince años previos de estudio y presencia en el sector artístico cultural, desarrollamos una planificación y sobre todo una epistemología distinta hasta entonces vista, pues era tradición basarse en la filantropía, grupos cerrados que insistían sobre los mismos métodos, levantamos todo un programa no visto antes, el cual han seguido todos los directores de cultura hasta el cierre de dicha dependencia en 2028, las diferentes administraciones de la Casa de la Cultura siguen aún copiándolo basándose en dicho talento humano.

El cambio fue realmente cualitativo se habló por primera vez de la asamblea provincial de actores culturales, el plan provincial de cultura, congresos de gestión cultural, la red de gestores culturales, economía creativa, acceso de espacio público, industrias culturales, formación de públicos.

El decreto 060 traslada estas funciones al Ministerio de Educación en una reingeniería administrativa del sector público, lejos de calificar la decisión, nos interesa dar cuenta que los cambios culturales en el mundo exigen por un lado profundo método investigativo al mejor estilo de Eugenio de Santa Cruz y Espejo o Juan Montalvo por un lado y por otro una gestión creativa que readecúe la estructura institucional del sector.

Los temas, retos y productos artísticos en la actualidad son distintos de esos años y el esfuerzo de artistas y gestores que están entregando un producto de calidad a la sociedad viene desde lo colectivo y comunitario, la institucionalidad pública de cultura esta en crisis. (O)

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